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EL FUEGO DE DIOS

 

Eran tiempos de Elías. Tiempos del rebelde rey de Israel llamado Acab. Tiempos de la sacerdotisa Jezabel a quien Acab tomó por esposa.

Jezabel era hija del Rey de los sidonios y sacerdotisa de Astarté o Asera antes de casarse con Acab rey de Israel

Debajo de esto un pueblo dominado por … ¿dos pensamientos?. No. Dominados por un pensamiento. Atrapados por la seducción de Jezabel. Había sacerdotes, siervos de Dios seducidos a la fornicación de Jezabel.
Por otro lado, muchos sacerdotes asesinados por orden de esta maldita mujer, apoyada por su corrupto marido, el mismísimo rey Acab y los infaltables obsecuentes del pueblo que la seguían.
 

Los verdaderos siervos de Dios, los santos profetas encerrados en cuevas y siendo alimentados por la misericordia de otros fieles que les acercaban pan y agua a escondidas.

El resto del pueblo, sí, entre dos pensamientos. ¿Cuál era el verdadero Dios?

Elías por mandato de Dios profetiza ante el pueblo: “Por mi palabra dejará de llover y no volverá a llover si no es por mi palabra”. Y dejó de llover durante tres años y medio.
Una sequía terrible. Miseria, hambre, desocupación, enfermedades, pestes, angustia, animales flacos que morían por falta de pasturas verdes, por falta de agua, calor, deshidratación. Peleas por algún bocado encontrado. Pillaje, robos, desesperación general en aumento.
 

Elías se encuentra con Acab y éste le recrimina al profeta: “¡¿Eres tú el que turbas a Israel?!”

¡Benditos turbadores! El Señor levante siervos que se pongan delante de Dios, listos para sacudir el polvo de maldad e incredulidad asentado en los corazones de su pueblo.

Elías le recrimina la permisividad espiritual y el desvío que ocasionó por esa relación con Jezabel. Pero Acab debió estar muy mal ante Dios ANTES de relacionarse con Jezabel. ¿Dónde empezó todo en realidad?
Elías lo desafía a un enfrentamiento con los falsos profetas y dirimir la cuestión. Que el verdadero Dios confirme con fuego.
Solo el fuego podría poner en evidencia la falsedad… o la verdad.
 

Elías juntó las piedras del altar. NO HAY FUEGO SIN UN ALTAR PREPARADO.

Elías, que había desafiado a los profetas del falso dios Baal, pidió ayuda para traer suficiente leña. Solo no podía. Pero siempre hay quienes quieren el fuego de Dios y éstos ayudan al siervo de Dios. ¿Vamos entendiendo?.
Elías, una vez preparado el altar sacrificó el animal para el holocausto. ¿Quieren luz? ¿Quieren la verdad? Hace falta fuego. ¿Pero qué ha de quemarse? ¿Solo leña? ¿Y el sacrificio? ¿No queremos sacrificar para holocausto por el perdón, por la súplica en pro de la verdad?. ¿Vamos entendiendo?
 

Elías había estado todo el día viendo cómo los falsos profetas gritaron, danzaron, lacerándose las espaldas con látigos, pidiendo a su dios que mande fuego sobre su altar. Ellos también tenían un altar… y leña.. y un sacrificio… los falsos también sacrifican ¡y creen!.. ¡y se esfuerzan ¡… ¡ y claman!........pero el fuego no apareció.

El fuego era la señal del verdadero Dios.

Pasaron las horas sin resultados. La decepción, el desengaño, las mil preguntas. El lógico mutismo, la expectación sobre el holocausto de ese hombre solitario que sin embargo tuvo la osadía de declarar al pueblo ambiguo en su Fe y fidelidad a Dios: “Por mi palabra no lloverá y por mi palabra volverá a llover” y no llovió durante tres años y medio.
Sacrificio….¿Sacrificas?.... Elías pidió agua para mojar la leña para que nadie diga que los incendios son comunes en los tiempos de sequía. Los que buscaban la verdad sacrificaron.
¿Qué sacrificaron? El agua era oro puro. La muy poca que algunos tenían la trajeron al profeta .¡¡12 CANTAROS DE AGUA!!. Una locura, dirían muchos. ¿Cuánto sacrificarían por conocer la verdad?... Quien conserva su agua no cree que Dios puede contestar.
Luego de haber mojado la leña, Elías eleva una corta y poderosa oración: (1 Reyes 18: 36 y 37)
“Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos”.
Entonces cayó fuego de Jehová y consumió el holocausto, la leña y las piedras y aún lamió el agua que estaba en la zanja.
IMAGÍNENSELO.
Y el pueblo comenzó a gritar ¡Jehová es el Dios!...¡Jehová es el Dios!”
EL FUEGO ES LA CLAVE. EL FUEGO ES LA SEÑAL.
Fuego que consume… Fuego que limpia… Fuego de Dios, no manipulaciones espirituales.
El Profeta Habacuc oró a Dios en tiempos similares: “¡AVIVA TU OBRA, OH DIOS!...¡ AVIVA TU OBRA EN MEDIO DE ESTOS TIEMPOS Y HAZLA CONOCER! (Habacuc 3:2)
Y en estos tiempos que nos tocan vivir, oremos como Habacuc: “¡Aviva tu obra, somos tu pueblo!... Manda el fuego que consuma la maldad, la hipocresía, la vanidad, el orgullo, los celos… que el mundo sepa que servimos a un Dios vivo de Gracia y poder! (como solemos cantar).
Hay muchos cristianos que tienen hambre de la Palabra de Dios pero están bombardeados de falsas doctrinas, de costumbres que no conducen a la consagración sino a la apariencia religiosa que no tiene ningún poder contra los apetitos de la carne. (Colosenses 2:23).
¡Manda Fuego, Señor!... pero el Espíritu Santo reclama “Ordena tu vida”. "Ordena las piedra del altar. Las 12 piedras, no algunas.
 

Muchos creyentes buscan a Dios y no saben qué hacer o a donde ir. Me consta. Lo percibo todos los días y muchos me lo confiesan. "¡Queremos conocer una iglesia de verdad!”. Están desilusionados, se sienten defraudados por tantos engaños religiosos.

Pero que cuando entren a nuestras iglesias encuentren el Fuego que declara la Presencia del Verdadero Dios. Y que el fuego no se apague. Que cada día alimentemos el fuego que no debe apagarse.

Sumémonos a la oración de Habacuc: “¡AVIVA TU OBRA, OH, DIOS!... ¡AVIVA A TU PUEBLO!... EXHIBE TU GLORIA… HAZLA CONOCER… MUCHOS TE BUSCAN Y NO SABEN QUE NOSOTROS TE TENEMOS!. ¿Te tenemos?
El Fuego declara todo. El Fuego de Jehová no es para ganarle una pulseada a nadie. No es para hacernos ver. Todos necesitamos una renovación. Como dijo Elías: “Este es tu pueblo… yo soy tu profeta… Tú eres el verdadero Dios…¡Manda el Fuego!.
Estamos en este tiempo donde todo saldrá a la luz. Muchos están tomando decisiones determinantes para su salvación.
Vuelva a leer esto.
Dios nos bendiga.
 

Pablo Lucero/2021

 

 

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DETALLES DE UNA BODA

(Basado en Mateo 22)

Nada tan frustrante para un Rey como el desaire de sus amigos y conocidos hacia su hijo en el día de su casamiento. Parecía que se hubieran puesto de acuerdo para no ir a la fiesta ninguno de ellos.

Los había invitado en forma especial por ser sus más importantes relaciones. Pero algunos se excusaron por sus ocupaciones, otros aceptaron con gusto el convite pero solo para quedar bien, otros directamente no fueron a tan emotiva ocasión.

Estaba todo listo. El Rey va a las puertas de su palacio y ninguno de sus amigos y conocidos preferidos había llegado.

Rodearse de tantos amigos y al final ver que todo fue una relación hipócrita y falsa, le enojó mucho. El Rey les había hecho muchos favores. Había atendido muchísimos pedidos y reclamos. Los consideraba Amigos. Pero ahora nada menos que en el Día del Casamiento de su único hijo, ninguno vino a la fiesta.

Es comprensible el malestar del Rey, que mandó a sus siervos a recorrer las ciudades y caminos cercanos e invitar a cualquiera que encuentren; enfermos, pobres, lisiados, buenas o malas personas. Esos que nadie invitaría a un evento de tal magnitud.

Detalle 1

Estas personas no eran las mejores socialmente pero entraron a las Bodas. ¿Así como estaban?... Claro que no. Se deduce que han debido bañarse, y sobre todo cambiar sus ropas harapientas por otras limpias, finas, dignas de la ocasión.

¿Cómo llegamos a esta deducción? Porque una vez que empezó la fiesta, sin importar el origen de cada participante, todos estaban vestidos de ropas finas y limpias.

Por supuesto que cada uno estaba aseado. Las puertas se habían abierto pero debieron bañarse, quizás cortarse el cabello o afeitarse. Peinarse, perfumarse. Estar presentables. Pero había un hombre al cual el Rey vió sin las vestiduras apropiadas, ropas aún sucias, su cuerpo sin asearse y se lo recriminó duramente, porque no faltaban los recursos para el cambio, y así no podía estar allí.

Llamando a sus siervos lo hizo echar fuera del palacio real.

No importa la vieja y trágica vida que los hizo ser rechazados socialmente. El Rey los hizo limpiar, y vestirse con nuevas vestiduras, dignas de esa ocasión. No podían entrar y permanecer como antes, como allá fuera. Este hombre desestimó la situación; no valoró el lugar ni el valor de esa Fiesta de bodas.

 

Detalle 2.

El Rey llamó a la gente pobre. ¿Están cerradas las puertas a la gente rica? No. Como dijo Jesús a sus discípulos cuando el joven rico se alejó rechazando la propuesta el Señor.

-“¿Entonces los ricos no entran al reino de los cielos? Preguntaron. Y el Señor les respondió:

“-Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.”

No importa si es rico o si es pobre. Sano o enfermo. El versículo 10 dice que el Rey ordenó llamar a todos, incluso buenos y malos. Él los haría dignos. Los que antes había invitado no eran dignos. (Vers. 8)

Detalle 3.

Lavados, limpiados y vestidos de lino fino, blanco y resplandeciente para poder entrar dignamente a la presencia de Dios el Día de las Bodas del Cordero, es el requisito.

Él nos ha hecho dignos por su Sangre y por el lavamiento del Espíritu Santo. Leamos Tito 3:4 al 8:

“Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo”,

El Salmo 24 dice:

“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?

El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño.

El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación.”

Detalle 4.

Zacarías 3 muestra la importancia de las vestiduras dignas de todo cristiano.

“Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.

2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?

3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.

4 Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.

5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie”.

Y el Señor amonestó a Josué a cuidar esa obra en vida.

Detalle 5.

Apocalipsis 20: 9 dice: “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las Bodas del Cordero”, pero dentro del contexto, debemos recordar que nuestras vestiduras deben ser dignas del tal ocasión.

En Apocalipsis 22: 14 dice: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.

15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

¿Vemos diferencias de estatus social?...¿Notamos diferencias de clases, o razas, edad, experiencias ministeriales, o cargos religiosos o años de antigüedad en el cristianismo?

No.

Colosenses 3: 12 dice: “ Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”.

La Iglesia compuesta por todos los cristianos fieles del mundo entero ya está preparada. Ha aceptado la invitación. Ha lavado sus ropas en la Sangre del Cordero y se apresta a entrar.

Dice en Apocalipsis 19:7 “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

Aquel hombre creyó que podía entrar igual, total el Rey invitaba a todos, pero no entendió que debía estar a la altura de un invitado digno.

No somos salvos por las obras, pero ellas, si son fruto de una vida consagrada a Dios, serán como esa vestidura santa.

Para concluir lean lo que dice Apocalipsis cap. 7:9-

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿Quiénes son, y de dónde han venido?

14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos”.

¡Hermosa Palabra!

Dios nos bendiga. Los saludo con la Paz del Señor.

Pablo Lucero/ 5 de Junio de 2021

     

 

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CONTROL ADUANERO

 

NO OS ENGAÑEIS… DIOS NO PUEDE SER BURLADO.. TODO LO QUE EL HOMBRE SEMBRARE, ESO TAMBIÉN SEGARÁ. (Gálatas 6:7)

Lo hemos leído muchas veces. Hasta lo conocemos de memoria ¿No es así?

Hoy les propongo intentar entenderlo mejor, pese a que quizás creemos que no hace falta.

¿Qué significa básicamente “Burlado”… Dios no puede ser “Burlado”?...... ¿Es acaso someterlo a una burla, burlarse de Él?

Te comparto una historia ficticia, que de hecho suele suceder, y apelo a tu imaginación:

Nuestro personaje ficticio se llama Positivo Tudobem, de 41 años.

Positivo se dirige a un país extranjero en su auto. El vehículo anda bien; tiene el combustible necesario. Lleva comida para el viaje; dinero para los gastos; ropa y abrigo; elementos de higiene, es decir, todo lo que cree necesitar.

Pero tiene un problema: el vehículo no tiene la transferencia a su nombre, por ende no tiene la titularidad del mismo y según le han dicho no lo dejarán cruzar la frontera ya que la Aduana es muy rígida en estos trámites.

Para colmo de males, no ha tramitado una visa para poder entrar a ese país. Ni siquiera se preocupó de conseguir un contrato laboral para justificar el ingreso y la permanencia allí

Lo han prevenido, pero desestimó el consejo. Aparte según algunos amigos que viajaron (según ellos), en la Aduana no pasa nada, los guardias son macanudos y te saludan y te dejan seguir. No pasa nada. “Aparte Dios me va ayudar”, piensa.

No ignora que los controles aduaneros se han puesto muy exigentes, no solo para salir del país, sino mucho más para entrar al país extranjero.

Todo el viaje, de maravillas. Linda música pasan por las emisoras radiales. Buena comida en los puestos al costado de las rutas. El tiempo acompaña y el paisaje muy bonito. Aire puro. Naturaleza en crudo. Todo perfecto. Demasiado perfecto.

Unos pocos kilómetros antes de la frontera, un gran cartel señala la proximidad de la Aduana y las indicaciones reglamentarias para sujetarse a los controles de rigor, tanto de documentación, como de equipaje o valores transportados.

A Positivo Tudobem le viene a la mente que su automóvil no está con la documentación necesaria, ni tiene los permisos para ingresar a ese país y aunque sus amigos le dijeron que no pasa nada, tiene cierta preocupación.

Hay una larga fila de autos detenidos sobre la ruta que esperan que se los habilite para ingresar al predio aduanero y presentar la documentación. Nuestro amigo está preocupado pero trata de disipar sus pensamientos.

El tránsito está detenido, así que baja del auto y se pone a conversar con otro conductor que también bajó de su auto para estirar las piernas. Entre charla y charla, le habla:

-“¡Qué fila más larga!... ¿Por qué va tan lerda?”

-“Lo que pasa es que los controles son minuciosos, muy estrictos. No se les escapa nada. Le revisan todo. Y si no tiene todos los papeles le sacan el auto y hasta pueden detenerlo”, le contesta el hombre.

Positivo revisa mentalmente su situación y se le cruza por la cabeza, bajar de la ruta e ir costeándola entre los árboles para cruzar sin que lo vean los guardias del puesto de control, pero desiste cuando ve un móvil de las autoridades de frontera con las balizas encendidas rodeando a un vehículo por allá lejos, que intentaba lo mismo que él planeaba.

Su preocupación aumenta; también su nerviosismo. Le sudan las manos; está muy inquieto y trata de calmarse o su actitud despertará sospechas cuando deba presentar su documentación. Y esa gente conoce mucho y se daría cuenta de que algo está mal.

Empezó a repetirse: “Tú puedes…Tú puedes… Tu puedes”

Pensó en volver atrás; regresar, pero el camino es muy lago y no tiene tanto combustible. Tiene que cruzar sÍ o sí, y cargar en la estación de servicio más próxima.

Llegando a la zona del control, un guardia muy atento y amigable, lo saluda y le pregunta adonde viaja; le indica que más adelante hay un playón de estacionamiento y ahí se le indicará lo que debe hacer.

Muy atento el funcionario; despierta confianza. Le sonríe, le habla bien.

-¿Lindo día nos tocó hoy, no?

-¡Sí!, dice el guardia… Está muy lindo para comer un asadito en familia…. Pero bueno, hoy me toca trabajar…

- ¡Y yo de viaje!... pero mañana será otro día… ¡Ud vive cerca de aquí?

Y el guardia sin perder su simpatía le responde como si se conocieran…

-No, vivo lejos, pero vengo unos días y después del turno vuelvo a mi provincia. Tengo esposa y tres chicos…

-¡Oh!...¡Qué hermosa familia!... Me imagino que debe estar ansioso por volver…

-¿¡Qué le parece!?... bueno, que tenga buen viaje, adiós…

El funcionario se dirige a otro vehículo.

El señor Positivo Tudobem se tranquiliza y presume para su propia calma, que las cosas no deben ser tan terribles y que sin dudas todos son macanudos y nadie le pondrá problemas para cruzar.

Pero al llegar al playón, toda esa paz se diluye, cuando un gendarme, seriamente lo enfrenta con el saludo militar y sin dejar de ser cortés le indica que baje del vehículo, que abra el baúl y todas las puertas y le entregue la documentación del vehículo para cotejar su titularidad y las condiciones que le permitan el cruce fronterizo.

Positivo le entrega todo y le indican que vaya hasta una oficina y ahí debe presentar toda la documentación que le permita visitar el país extranjero.

El funcionario administrativo nota que su situación es irregular y por eso no puede cruzar la frontera. Para colmo Positivo, sin que nadie lo sepa, lleva un Documento de Identidad falsificado que rápidamente es detectado. El administrativo llama por teléfono y aparecen dos gendarmes que ingresan a la oficina y le hacen saber que quedará detenido por la falsificación de documento de identidad, y a todo esto se le suma el informe del control del vehículo, que el mismo no le pertenece y no puede acreditar ser su propietario.

¡Tamaño problema! …

Positivo se dio cuenta que no solo esa loca idea de cruzar entre los árboles era imposible sin ser descubierto, sino que estos controladores se comportaban amablemente, pero con firmeza.

Se puso serio; un raro nerviosismo le hizo temblar las piernas y no podía controlarlas.

Estos controles no pueden ser burlados. Estos funcionarios saben lo que hacen. Es uno el que no sabe lo que hace ¿O se hace el que no sabe?

Volvamos al texto bíblico:

Esto es un ejemplo de “NO PUEDE SER BURLADO”. Hagamos lo que hagamos, habremos de pasar por un control estricto.

Quizás tenemos una idea equivocada, producto de los malos consejeros, de esos que hablan mucho pero quizás nunca “viajaron”. ¿Qué dicen ellos?... “¡Pero sí, metele para adelante!... ¡No pasa nada…!

“NO OS ENGAÑEIS… DIOS NO PUEDE SER BURLADO… TODO LO QUE EL HOMBRE SEMBRARE, ESO TAMBIÉN SEGARÁ”… ¿Entiendes ahora?

No hay nada oculto que no haya de ser descubierto. Dios ve más allá que el ojo humano. Conoce no solo el corazón, sino lo que hay en lo más profundo; conoce las intenciones.

El Señor todo lo sabe y te previene a tiempo, antes que debas pasar por ese control.

Solemos disfrutar “el viaje”, pero no siempre salimos con todos” los papeles”. Las muestras de simpatía quizás nos hagan pensar que El Señor es débil u olvidadizo, o permisivo o como se dice ahora “inclusivo”, no queriendo que nadie se pierda.

Dice la Palabra: “Huye el impío sin que nadie lo persiga” (Proverbios 28); eso suele pasarles a las personas que van por la vida despreocupadamente (por fuera), pero por dentro hay un cierto temor escondido, un miedo disimulado detrás de la apariencia de seguridad. Suelen estar a la defensiva, como temiendo ser descubiertos.

Creo que todos tenemos asumido que algún día se sabrá quién puede cruzar y quién no.

NO OS ENGAÑEIS… DOS NO PUEDE SER BURLADO…. TODO LO QUE EL HOMBRE SEMBRARE, ESO TAMBIÉN SEGARÁ.

¿Notaste lo que significa “No os engañéis?”. Que otro te engañe, es un problema; a veces te vuelve víctima de la mentira… ¿¡Pero engañarte a Ti mismo?!.

Sabes, conoces la verdad… Es posible que no sea otro quien te mienta, sino que Tú mismo te mientas, que te engañes a Ti mismo... Increíble.

Dice Pablo a los Romanos: “Lo que de Dios se conoce, ya fue revelado, de modo que no tienes excusa”.

Ese día, el señor Positivo Tudobem sufrió pérdidas, y fue sancionado. Recordó a sus amigos. Le habían mentido, pero Positivo sabía la verdad y se engañó a sí mismo. No estaba en lo que pensaba o creía. Al llegar al control se sintió defraudado, consigo mismo por sobre todo.

¿Lo has entendido?. Piénsalo. Tómate el tiempo. Compártelo con otros. Analízalo a la luz de la Palabra de Dios. Puede ser muy edificante y aclarador.

Dios te bendiga.

Pablo Lucero/2021

 

 

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UN INSTANTE DESPUÉS…

 

El juicio contra el apóstol Pablo fue injusto. Acusado por los ciudadanos romanos y judíos de sedición, blasfemia, rebeldía contra el Estado, hereje, predicador de dioses extraños, agitador social.

Acusado de falso apóstol por los reales falsos apóstoles que eran lobos rapaces que esperaban atacar la manada tras su muerte.

Resistido por sus mensajes duros. Por su intransigencia con el pecado. Por su sentido de justicia y juicio. Por incomodar a los que buscaban dividir a la Iglesia de Cristo. Abandonado por los que amaban más al mundo que a Dios.

Odiado, resistido, reconocido y a la vez respetado por los demonios por ser Siervo de Jesucristo.

Firme, sin dobleces, anunció el evangelio y a Cristo como el único esposo para la Iglesia.

Pensaban que mortificarlo con las persecuciones y amenazas de muerte, Pablo cedería; pero el santo apóstol los desconcertaba diciéndoles: “Para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Ojalá pudiera ser desatado de este cuerpo y estar con Cristo que es mucho mejor”.

Lo trataban de loco, pero este loco era loco para Dios . Los demás eran gente que aceptaba a los abusadores mentirosos que predicaban el falso evangelio. “Viene cualquiera que os predica otro evangelio, que os perturba, que os abofetea, que toma lo vuestro, bien lo tolerais. Toleradme, Sí, toleradme un poco de locura, pues os quiero presentar un solo esposo. Yo sé que después de mi partida se introducirán entre vosotros lobos rapaces que no perdonarán a la manada”.

Pablo pasó más tiempo en la cárcel que en libertad, pero él decía: “Mas La Palabra de Dios no está presa”, y escribía las cartas doctrinales que llegaron a ser la base de la enseñanza cristiana por inspiración del Espíritu Santo.

Pablo fue el prototipo del cristiano perseguido, pero con la Gloria delante suyo, y afirmó: “Dejando ciertamente lo que queda atrás, lo cual lo tengo por basura para asirme de Cristo, me extiendo hacia adelante, hacia el premio del supremo llamamiento”.

Pablo espera en una celda solitaria, en casi completa soledad. Solo Lucas le acompaña, su médico hermano que estuvo a su lado en las horas finales.

Mientras en el tribunal ya no se debate su sentencia, que sin dudas será muerte por decapitación, sino donde y a qué hora, pero se entera que será al día siguiente en las afueras de la ciudad. Alcanza a escribirle una carta a su fiel compañero Timoteo a quien le dice entre otras cosas: “Ha llegado mi hora… He acabado mi carrera.. he guardado la Fe… todo lo que pude y debí hacer lo he hecho… ahora solo me espera la corona de Justicia la cual el Juez Justo, el Señor, me dará y no solo a mí sino a todos los que aman su venida.”.

Entrega el rollo pequeño a Lucas y le encarga entregarlo a su hijo en Fe, Timoteo, un joven Pastor, al que le brinda los más preciosos consejos que lo harán victorioso en el camino del Señor.

Es una noche larga. Pablo tiene una mezcla de gozo y tristeza. Si bien está expectante que verá a Jesús al día siguiente, siente pena por sus propios pecados cuando no conociendo al Señor era perseguidor de la Iglesia. Miles de caras de aquellos mártires pasaban por su mente y oraba al Señor, y el Espíritu Santo lo alentaba en esa hora negra de acusaciones del maligno.

Llega la mañana. Se oye el canto del gallo y se empiezan a oír los ruidos característicos de los soldados preparándose para venir a buscarlo. Arregla sus ropas. Acomoda sus pocas pertenencias y solo espera.

Despunta el día. Pablo mira hacia el cielo que está límpido, como si se preparara una fiesta. No piensa en la espada que lo decapitará. Piensa: “En un instante veré a Jesús”… se conmueve, llora y ríe. Los soldados lo creen loco  o que ha enloquecido por el terror. Solía pasar con otros reos.

Sin mucho protocolo, se lee su sentencia y le hacen apoyar la cabeza en el tronco de la ejecución.

Pablo se encomienda a Dios y ahuyenta pensamientos. Todo ha terminado.

Solo escucha la inspiración de aire del soldado que levanta la espada y la baja con fuerza, pero nada más. Nada de dolor. Todo se pone negro.

En un instante, Pablo está en otro lugar. No hay dolor. Se siente bien, está inmensamente feliz.

De pronto una multitud de personas se acercan a Él. Todos le sonríen. Se los ve hermosos, de vestiduras limpias, resplandecientes. Hay jóvenes, niños, mujeres, adultos y ancianos. Llegan hasta él y lo abrazan, le dan la bienvenida. Algunos son de caras conocidas. Y empieza a reconocerlos. Muchos son hermanos de las Iglesias que él llevó a Cristo, otros son mártires que ofrecieron sus vidas en fidelidad al Señor.

Pablo distingue otras caras: cristianos muertos a filo de espada de los perseguidos bajo sus órdenes.

Pablo empieza a llorar.

Muchos de éstos se acercan y sin dejar de sonreírle lo abrazan y consuelan.
De pronto, entre toda esa multitud, un varón que le llama la atención. A medida que se acerca lo reconoce: Es Esteban, el primer mártir de la Iglesia que murió apedreado y sobre lo cual él, el antes llamado Saulo, consintió que fuera ejecutado.

Se miraron un instante y el joven Esteban, sin las marcas de su martirio, le abrazó.

De pronto, todo miraron hacia un costado. Pablo también se dio vuelta para ver qué sucedía y vió a un personaje vestido de lino fino, una luz le rodeaba, pero no perdía su maravillosa esencia de humildad y poder.  Se acercó y lo reconoció.

“Maestro…” y se arrodilló ante Jesús llorando inconteniblemente.

EL Señor se inclinó, lo abrazó, lo consoló y sin dejar de sonreírle enjugó sus lágrimas y le dijo con esa voz inconfundible que Pablo conocía muy bien:
Pablo… siervo mío… Ven, buen Siervo… sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré… entra en el gozo de tu Señor”.

Si bien Pablo sabía que lo que El Señor ha preparado para su Iglesia, cosas que la mente no imaginó ni oído alguno oyó jamás, esto era apenas una antesala a la Gloria que nos tiene preparada.

Y recordó su muerte y apenas un instante después… se encontró en la Presencia gloriosa de Señor al que sirvió fielmente hasta el final.  Tan solo un Instante después.

No temas a la muerte. Si estás preparado/a; si has servido con fidelidad al Señor, al partir de esta vida, al cruzar la puerta, lo verás…

Apenas un instante después.

Dios nos ayude a todos a amarle y servirle con amor, con integridad, y la expectación de verle en breve, nos producirá gozo, alegría, aunque nos encuentre en celdas oscuras o en el mejor de los paisajes. Lo que viene es inimaginable y nos lleva a decir como el apóstol Pablo” “Estar con Cristo es mucho mejor”.

Mientras le esperamos, procuremos en todo serle agradables, como este hombre de Dios nos enseñó en 2° Corintios 5: 9.

Pablo Lucero/2021.

 

 

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VENGA TU REINO.

 

Una de las cortas frases de la oración de Jesús, que conocemos como el “Padrenuestro”.

Como les escribí antes sobre esta oración, cada palabra, cada frase tiene un contenido muy importante y básico para una oración consciente, real y reflexiva.

VENGA TU REINO.

Dos cosas: Un reino. Con un Rey, con su autoridad y dominio. Habla de Dios. Y otra cosa: ¿Queremos que venga a nuestra vida?... ¿Queremos que Él Señor reine en nuestras vidas? ¿Estamos dispuestos a sujetarnos a sus mandamientos, a cumplir su soberana voluntad?

Rápidamente muchos responderían que sí.  Veamos un caso bíblico que debe ser leído varias veces si es necesario, para entender, para comprender lo que pasó y qué resultados tuvo en lo inmediato y con el paso de los años y siglos. Hasta nuestros días, podríamos decir.

Me acordaba esta mañana del término “Eben-Ezer”. Muchos creen que significa “Hasta aquí nos ayudó Jehová”, pero no es así. El término significa “Piedra de ayuda”, en otras palabras: “Dios es nuestra roca firme, nuestra ayuda”.

En pocas palabras: Dice en 1 Samuel 7 que el pueblo de Dios era rebelde; una conducta repetitiva. Dios los perdonaba, los bendecía y luego volvían a confiarse y a rebelarse contra Dios.

En una ocasión el profeta Samuel, siendo juez de Israel, único tipo de gobierno, llamó al pueblo a volverse a Dios, a dejar los ídolos, entregar sus corazones al Señor y él los libraría de los filisteos, enemigos acérrimos del pueblo de Dios. Eternos enemigos.

El pueblo reaccionó bien; quitaron los ídolos y empezaron a servir a Jehová de todo corazón. Entonces Samuel reunió a todo el pueblo para orar por ellos. La gente ese día ayunó y oró buscando a Dios. Enterándose los filisteos que todo el pueblo estaba reunido en un solo lugar prepararon un ataque de sorpresa, fulminante contra los judíos, lo que causó gran temor. Pero Dios actuó con poder y sacudió la tierra, el cielo, algo muy raro que les dio temor. Dice la Palabra que “Jehová tronó con gran estruendo”. Evidentemente no fue un terremoto; a campo abierto no era un problema; solo había que esperar que pase: pero aquel estruendo fue terrible y ellos supieron que era la intervención de Dios, y huyeron, pero el pueblo de Israel salió y los hirió venciéndoles.

 

Samuel erigió una especie de monumento: Una piedra. Solo una piedra y la llamó Eben Ezer, como diciendo: “Dios, Tú eres nuestra Roca de ayuda” y agregó la conocida frase: “Hasta aquí nos ayudó el Señor”.

Tremenda bendición. Podríamos decir: Inolvidable. Pero como solía pasar, el pueblo volvió a decaer.

Volvamos a Eben Ezer:  ¿notaron algo singular en esta expresión?... ¿pensaron en el significado, en las connotaciones de esas palabras? .. ¿Les parece que dicen algo más pero que no se lee ni se oye?

Pensaba. “Hasta aquí….”  Evidentemente hasta ese momento, Dios los había ayudado, los había sostenido. Dos mil años después también nosotros decimos “Eben Ezer, HASTA AQUÍ nos ayudó Jehová”.   ¿Hasta aquí?... ¿Y de aquí en más, qué pasará?...  ¿Seguirá ayudándonos?

Me da la sensación de que Samuel profetizaba sobre ese pueblo. Hasta ese momento Dios los había sostenido con mano fuerte. Era lógico. ¿Qué otra cosa se puede esperar de un Rey tan poderoso que amaba a su pueblo?. Recordemos cómo los ayudó en la travesía por el desierto tras salir victoriosos después de 430 años de esclavitud en Egipto, y cómo los sacó el Señor.

40 años caminaron por un desierto hostil. No había árboles ni agua, ni sombras. El agua que hallaron era ácida, no potable, pero el Señor la endulzó (Mara).  No tenían pan, pero el Señor les mandó con el rocío de la mañana una pequeña semilla, rara, desconocida. La molían transformándola en una harina exquisita. Y la llamaron “Maná” que significa “¿Qué es esto?”.       El Salmo 78: 25 lo identifica como “Pan de Nobles”, algo sumamente especial.

La ropa nunca se les rompió ni se envejeció. Tampoco el calzado. Quisieron comer carne y Dios les enviaba codornices que caían del cielo, servidas prácticamente; no tenían que ir a buscarlas.

El desierto es muy frío de noche. Los cubrió con una columna de fuego que los calentaba y los iluminaba si debían caminar. El desierto es muy caluroso de día. El ser humano no sobrevive más de dos días sin agua y con temperaturas superiores a 50°C. Los protegió bajo una nube que estaba sobre ellos todo el día y todo el trayecto. Y ante la falta de agua, les mostró una Roca de donde salió agua pura y fresca, como de manantial. El Señor les dio lo mejor. Siempre. Dice San Pablo: “Y esa Roca era Cristo”.(1Corintios 10:4)

Samuel toma una roca, y recordando aquella Roca, exclama “¡Roca de ayuda!...Eben Ezer!… ¡Hasta aquí nos ayudó siempre el Señor!”

HASTA AQUÍ.

¿Hasta aquí?... ¿Y de aquí en más qué sucederá?... ¿Seguiremos bajo la sombra del Altísimo? ¿Seguiremos bajo el fuego de su poder?... ¿Confiaremos en la provisión de un Dios que nos ha dado todo y de la mejor calidad?.

Ahora, en los tiempos de Samuel, acaban de ver con sus propios ojos, cómo Dios habló estruendosamente desde los cielos y los enemigos huyeron atemorizados y luego perseguidos y vencidos fácilmente. ¿Tendrían otra alternativa?... ¿Otro Dios que hiciera tanto por ellos?

Sin embargo un tiempo después tuvieron una “idea” terrible y se la comentaron a Samuel, el Siervo de Dios, la autoridad de Dios delegada en aquel hombre santo que no solo traía Palabra de Dios como profeta, sino que los gobernaba como Juez.  ¿Qué quería el pueblo?
“Queremos un rey, como las demás naciones. Que nos gobierne.”

¿Cómo llegaron a eso?

Samuel fue un santo hombre de Dios, pero envejeciendo, delegó la función de jueces a sus dos hijos, pero estos hombres no fueron igual que su padre y se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtieron el derecho. (Lean 1Samuel 8).  Esta fue la mejor excusa para rebelarse contra Dios. Hoy también hay “ministros” así, que directa o indirectamente empujan a los inconstantes a las fábulas, a la esclavitud religiosa y finalmente a la perdición.

¿Recuerdan lo que hablé sobre las consecuencias que generan los que no santifican el Nombre de Dios, como Jesús enseñó en su oración?

Fue la ocasión perfecta para culpar a esos herejes y descubrir su propia rebeldía y le dicen a Samuel: “Queremos un Rey”.  Imagínense la cara de Samuel. Una catarata de pensamientos, y sobresaltos propios de lo insólito. ¡¿El pueblo de Dios quiere otro Rey?!...  ¿No les sirve estar bajo el Señorío de un Dios que los sacó con mano fuerte del Desierto con todos los peligros y necesidades suplidas milagrosamente; un Dios que hizo huir a los enemigos, más de una vez sin siquiera sacar una espada?.. ¿Que les dio una tierra riquísima donde fluye leche y miel…?... ¡Increíble!

Se lo dijeron a Samuel e insistieron diciéndole, “tus hijos son unos herejes… un desastre… Danos un rey…como las demás naciones”. Era la ocasión perfecta para cambiar de rey y sacar a los jueces de en medio. Hasta hoy nos encanta decir “No juzgarás”, que es más bien decir: “No te juzgo, No me juzgues”.

¿No es verdad que el juicio molesta? ¿Y más el de Dios? ¿Qué él o alguna persona nos juzgue, que nos examine?   Un rey no tendría tiempo para andar detrás de cada uno a ver qué hace. “Queremos un rey… otro rey”

Samuel ora a Dios, preocupado, sorprendido por la petición del pueblo.

Dios le responde: No te preocupes. No es tu culpa. Tus hijos no hicieron lo que debían… no me santificaron entre el pueblo (Paráfrasis con la situación de Moisés), y estos aprovecharon. Pero no te despreciaron a Ti, sino a mí. Ve y diles que tendrán rey… como todas las naciones”.

Lo que dijo Dios a Samuel, el profeta tuvo que repetirlo al pueblo, palabra por palabra y lo transcribo tal como está en la Biblia en 1 Samuel 8: 10:

10 Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey.

11 Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro;

12 y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.

13 Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras.

14 Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos.

15 Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos.

16 Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras.

17 Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos.

18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día.

19 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros;

20 y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras.

¿Querían otro rey?  Ahí tendrán otro rey. Observen qué tipo de vida tendrían bajo el dominio de un hombre, despreciando la autoridad de Dios, que nunca les pidió nada ni se abusó de nadie. Al contrario les dio todo. Me acuerdo de las palabras del Salmo 78: “les dio Pan de Nobles”. No un pan de baja calidad. Un pan de alta calidad.

Jesús, siglos más tarde lo aclaró:

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.” (Juan 6:51).

Dios les dio un rey. Otro rey. Otra autoridad. Y se cumplió todo aquello que el Señor les anticipó. Saúl fue el elegido e hizo todo tipo de abusos contra el pueblo, pecó contra Dios. Se hizo amigo de Amalec, el enemigo del pueblo de Dios. Y al perder la comunión con Dios fue a consultar a una hechicera en Endor. Por este pecado, Dios lo destruyó, y a su familia y a sus criados.

¿Los condenamos por haber despreciado el señorío del Dios y aceptaron a un hombre que al principio parecía recto, pero después se descubrió “su desnudez”, como dice en Apocalipsis 3?

Ellos dijeron que “este rey peleará nuestras batallas”. ¡Qué confusión!... Olvidaron las batallas que Dios libró cuando el pueblo no podía. Se olvidaron de Jericó cuando al sonido de los cuernos gritaron alabando a Dios y los muros se derrumbaron y tomaron la ciudad fácilmente.

Recuerden a Goliat. Saúl se escondió por miedo, pero David, un jovencito de unos 15 años, lleno de la Gracia de Dios, fue al frente, a la batalla, gritándole al gigante: “Tú vienes a mí con espada, lanza y fuerza (La coraza de Goliat pesaba 57 kilos, su lanza era gruesa como una botella, imagínense el tamaño de las manos y la fuerza de sus brazos.) “Pero yo voy contra Ti en el Nombre de Jehová de los Ejércitos y hoy te venceré en Su Nombre”. Y lo venció. Le arrojó una piedra con su honda y se le clavó en la frente, cayendo pesadamente al suelo y murió y por si se levantaba, corrió y con la misma espada del gigante le cortó la cabeza y levantándola la exhibió para que el pueblo viera que Dios había librado la batalla, no Saúl al que decían “El librará nuestras batallas”. 

VENGA TU REINO.

Nos parece una locura, pero hoy las conductas se repiten. Y las consecuencias.  Muchos dejan a Dios y vuelcan su Fe en hombres, en pseudos evangelios; siguen a hombres perversos y luego terminan comprobando que son “nubes sin agua”, indoctos que tuercen la Palabra para alimentar sus bolsillos y vientres, como advierten Pedro y Judas. Que han hecho de la piedad una fuente de ganancia. Ganancias deshonestas. Que toman señorío de la Grey que le pertenece al Señor que los salvó por su sangra vertida en la cruz.

Dice Dios en Isaías 45:22: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más”. Y agrega: “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.”.(Isaías 43:11)

Miren qué lindo versículo en Isaías 45:15  “Verdaderamente Tú eres Dios, que te encubres, pero Dios que salva.”

Cuando ores leyendo el “Padrenuestro”, y llegues a esa parte VENGA TU REINO, sé sincero/a.

¿Quieres estar bajo el señorío del Señor o tienes otra “idea”?  ¿Alguien te está seduciendo a cambiar de rey?

Dios le dijo al pueblo rebelde, pecador, siempre resistiendo al Señor, como también exhortaba Esteban en los tiempos apostólicos, tiempos de la Iglesia primitiva, cuando les decía en la cara a los religiosos “¡¡Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo!!”.  A través de Jeremías Dios le dijo a su pueblo:

“¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.

12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová.

13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

14 ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa?

15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

16 Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.

17 ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?

18 Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates?

19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.  (Jeremías 2: 11 al 19)

No creas que tienes opciones. Tus batallas solo las puedes librar con Su fuerza, no la tuya. Y cuando no puedas, Él asumirá la situación y peleará por Ti.

No cambies de Rey.

¡Oh, Señor!.. ¡Líbranos de tal confusión! … ¡¡ VENGA TU REINO!!

Ora en tu cámara y en todo lugar: VENGA TU REINO.

Y mantente bajo su autoridad. El enemigo no verá tus debilidades sino la marca, el escudo del Reino al que perteneces. Eso debe ser conservado en temor, respeto y obediencia.

Para terminar, es importante recordar las palabras de Moisés al pueblo de Dios cuando se aprestaban para entrar a la Tierra de bendición que heredaban luego de 430 años de esclavitud, de 40 años caminando en un desierto inhóspito.

Está en Deuteronomio 8 (Es largo, pero te aconsejo leerlo completo. Recuerdas esto cuando ores en tu dormitorio y llegues a “Venga tu reino”.

Deuteronomio  cap.8:

“Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.

Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.

Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.

Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.

Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes;

tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;

tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.

10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

Amonestación de no olvidar a Dios

11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;

12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,

13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente;

14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;

15 que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal;

16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;

17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.

20 Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.”

VENGA TU REINO.

Dios te bendiga

Pablo Lucero/06 Mayo 2021

 

 

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EL JUCIO DE  UN PECADOR – (Analogía judicial).

(Esta una forma de entender cómo sería un juicio contra un pecador, asemejándolo a las formas judiciales del presente – Autor: Pablo Lucero)

La absolución de un pecador es un trámite judicial que consiste en un pedido expreso y genuino de Perdón.
El caso se resuelve en un juicio donde el fiscal es el diablo.

El abogado del pecador arrepentido es el Señor Jesucristo que intercede ante el Gran Juez que es Dios.

Este juez examina el caso, escucha la acusación y escucha la defensa. Después le da la Palabra al acusado y revisa la verdadera intencionalidad del reo.



Hay dos sentencias posibles: es condenado o es absuelto si el Juez considera válido el argumento de la acusación o de la defensa.

Los alegatos del diablo acusador son duros y amenazantes, recordando todos los hechos pecaminosos que cometió el acusado e insiste que apelará la sentencia si esta es absolutoria.

Cuando llega el alegato de Jesús, el abogado del reo, primeramente aceptará que efectivamente los pecados han sido cometidos y que el autor es el que está siendo juzgado, admitiendo que de acuerdo a los artículos legales que sustentan la acusación debe recibir la sentencia que corresponde.

El acusador muestra una leve sonrisa de satisfacción suponiendo que ganará el litigio.

Pero el defensor pide acercarse al estrado del juez y se le permite. El diablo también se acerca.
Una vez cerca del Juez, Jesús le muestra sus manos. El Juez se conmueve. El diablo se agarra la cabeza con desagrado y no puede contener sus gritos:

- ¡¡ Otra vez con eso!!!... !¡Esa Cruz!!!... ¡¡Esas manos !!... ¡¡Esas heridas!!... ¡¿hasta cuándo con eso?!

Ambos vuelven a sus estrados y se le indica a Jesús que continúe con su defensa quien recordará al juez que el reo reconoce sus delitos y pecados y que su arrepentimiento es genuino habiendo creído a la promesa divina de salvar al que cree en El Señor y le acepta en su corazón.

Terminada la alocución de Jesús, el Juez le da la Palabra al fiscal acusador, satanás el diablo quien comienza diciendo:

-Su Señoría...Ud y yo sabemos que ya no hay razones para discutir esta situación.
Los pecados deben ser reprimidos con la fuerza de su propia ley, la que Ud mismo creó. El reo ha confesado haber trasgredido la ley y estaba consciente de la sentencia que Ud. dictó en Ezequiel 18 "El alma que pecare ésa morirá y también aquello de que "Dios no tomará por inocente al pecador:" como dice SU LEY, Señoría.
Y lo leeré textualmente para que nadie me contradiga. Leo Números artículo 14 inciso 18 de la  mencionada ley:

"El Señor es lento para la ira y abundante en misericordia, y perdona la iniquidad y la transgresión; mas de ninguna manera tendrá por inocente al culpable; sino que castigará la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación".

Esta fiscalía solicita al Honorable Jurado, que  resuelva de manera unánime este caso y declare a este hombre como  CULPABLE, y tengan en cuenta que les asiste el  apoyo de las leyes que enuncia claramente el castigo que corresponde en especial porque el acusado lo confesó lisa y llanamente. Es tarde para el arrepentimiento porque en realidad es miedo a las consecuencias. Señores del Jurado sé que no les llevará muchos  minutos lo que todos sabemos. Este hombre es CULPABLE.

-Nada más Su Señoría.

-Gracias, Señor Fiscal. Dice el Juez. Tiene la palabra el Señor Defensor Jesús para su alegato final.

-Muchas gracias, Sr Juez.

Jesús  se pone de pie y empieza a recorrer las filas de butacas donde está ubicado el Jurado.

-Señores y Señoras del Jurado:  quizás Uds se han quedado intrigados de la escena que hizo el acusador cuando le mostré mis manos al Señor Juez, incluso habrán notado la conmoción del magistrado.

Ahora les muestro mis manos a Uds. , ¿Qué ven? ¿Viejas cicatrices de heridas terribles generadas por un tormento atroz?   Si. Fueron clavos de 15 cm con que fui sujetado a unos maderos en forma de cruz hasta morir.

¿Saben por qué? La gente vivía  cometiendo delitos, algunos sin un ápice de remordimiento, con la  conciencia entenebrecida, con el corazón duro como una roca, tentados y empujados hacia la perdición por este mismo sujeto que hoy descaradamente viene como Fiscal, como acusador y pidiendo la pena capital para este hombre lleno de ataduras espirituales, sentimentales, morales y físicas.  ¿No es algo irrisorio que el autor intelectual de todos los pecados del mundo esté en este sagrado tribunal desafiando nada menos que al Justo Juez y también a Uds presionándolos a condenar a este confeso culpable, pero arrepentido de sus pecados?

Este Juez que tiene la facultad legal para condenar a muerte a este hombre, ha permitido hablar a este acusador para permitirle exhibir los pecados que tienen una pena pre establecida e indilgarle al reo la autoría probada.

Pero ahora yo quiero decirles que ese Juez al que muchos consideran duro, malo, cruel, y cuantas cosas más, este mismo Juez es el que una vez en su eterno Amor y Misericordia tuvo tanta compasión del mundo que viendo imposible que las personas cambien, me envió a mí, para que todos los que me aceptaran como  Salvador, aceptando el Amor de Dios, no se pierdan sino que tengan Vida Eterna, porque Este Juez no me envió al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por mí.

Miren mis manos, traspasadas por esos oxidados clavos que me provocaron dolores como el tétanos. Miren mi costado…¿Ven este tremenda cicatriz?  Fue la lanza de un soldado para verificar mi muerte.

(Algunos de los jurados luchan para contener sus lágrimas. Se alcanza a oír un ahogado gemido de dolor).

-¡Objeción, Señoría!...¡El defensor manipula las emociones del Jurado!, grita el fiscal.

-No ha lugar, Señor Fiscal. Ud ya hizo su alegato. ¡Haga silencio!, dice el Juez. Continúe la Defensa.

-Gracias Señor Juez.  Volviendo al tema, Señores del Jurado, es necesario que Uds sepan, conozcan, toda la Ley de este Juez. Claro que no tendrá por inocente al pecador pero también dijo “Buscad a Dios mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el hombre impío sus caminos y formas equivocadas de pensar y vuélvase a Dios quien tendrá misericordia del pecador que se arrepienta”.

Fui enviado por este Dios de Amor para rescatar a todos los que querían salir pero no podían. Y También dijo San Pablo a los Romanos “Dios muestra su Amor para con nosotros en que aun siendo pecadores, me envió a mí, a su propio y único hijo a morir para salvarlos”. Por eso este Santo Juez, mi Padre, se conmovió cuando vió mis manos y las heridas que sufrí para la salvación de los perdidos.  Este hombre se ha arrepentido. Ha reconocido su pecado y me ha buscado y solicitado mi asistencia y hoy estoy aquí representando a este hombre que es un prototipo de un ya condenado, reo de muerte,  pero con la posibilidad del perdón.

No les pido que lo declaren inocente, sino Redimido, perdonado porque el Padre me ha dado la facultad y autoridad de perdonar los pecados por la Sangre que derramé en aquella Cruz. Que se haga Justicia.

La voz del acusador retumba en ese ambiente armonioso:
-Basta!...¿¡Juez ¿cómo permite esto?!... Esto no es justicia…!”,y tomando sus papeles, su maletín y empujando enojadamente a sus colaboradores, abandonó la Sala a  los gritos.

-Nada más, Señor Juez, Padre mío, dice Jesús cerrando su alegato.

Habla,Dios, el Juez Justo:

-Pónganse de pie el acusado y su Defensor.  No habiendo acusación de parte del Fiscal no puedo sostener la acusación que lo trajo a Ud. a este Tribunal por lo tanto queda absuelto de toda acusación y queda en libertad. Pero permítame, caballero, decirle algunas consideraciones personales que están dentro de mis facultades: Debe saber que Ud no inocente,  por dos grandes razones. La primera es que aceptó la postura de su defensor que ha intercedido ante mí por Ud. Me ha recordado su sacrificio para alcanzar con perdón y restauración integral del pecador arrepentido. Al ver sus manos recordé aquel suceso que nadie hubiera afrontado. Fueron los méritos de mi hijo Jesucristo lo que ha hecho que Ud. hoy haya sido perdonando, redimido. Su Salvación ha sido comprada a precio de su Sangre.

La segunda y gran razón es el que lo acusaba se ha ido al no poder sostener su argumento condenatorio.

Por la tanto y apropiándome  de las palabras de mi hijo, le digo “¿Dónde están los que te acusaban?... Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más” (Juan 8: 1 al 11)

Los aplausos, gritos de alegría inundaron el  ambiente mientras el ahora Redimido abrazaba a su Santo Defensor, al  que también todos nosotros acudimos, el Señor Jesús.   

  • Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. (1 Juan 2:1)
  • Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. 10Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado.11Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegandohasta sufrir la muerte.…(Apocalipsis 2:9 y 20)

Dios les bendiga.

Pablo Lucero/17 Abril 2021

 

 

 

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PARA LOS SOLDADOS:
ARMAS EN DESUSO Y LA PERDIDA DE LA DESTREZA LLEVAN A UNA DERROTA

 

 

Ampollas en las manos

Falla en la puntería

Pérdida de fuerza y contundencia

Perdida del buen oído

Sueño pesado al perder la atención

Se ve sin ver (Pérdida de la agudeza visual)

Desactualización en los códigos de guerra

Pérdida de la intuición (el olfato del luchador)

Engordar, subir de peso por falta de ejercicio trae cansancio más pronto

Confiar en la apariencia, y justamente la apariencia es lo menos aconsejable

Las armas en desuso no solo pueden oxidarse sino volverse pesadas por la lubricación seca.

Las balas también tienen vencimiento. Pierden su potencia.

Las miras telescópicas deben mantenerse calibradas, sino son inútiles.

El uniforme o la ropa deben mantenerse cosidas y con todos los botones sobre todo con el talle del cuerpo. Cada uno tiene su propia ropa a medida.

El soldado puede ver una película instructiva pero tener su propia práctica y ejercicio..

Los reflejos son elementales en un momento crítico. Suelen perderse por la inacción.

La sujeción a la pirámide de mando es importante. Ninguno lucha solo ni con sus propias tácticas.

La inteligencia no es una cualidad mental sino la capacidad de examinar la información, conocer a su enemigo y sus recursos. Conocer las propias capacidades y fuerzas.

La responsabilidad, la diligencia y la obediencia hacen a la efectividad.

Las armas grandes y ruidosas son más bien para un efecto psicológico pero en la práctica un arma pequeña bien utilizada es más útil.

¿ES ESTO UN FRAGMENTO DEL MANUAL DE UN SOLDADO?
NO. SOLO UNA  ANALOGÍA CON EL CRISTIANO QUE SIRVE AL SEÑOR.
 

Repasemos de nuevo todo lo que escribí desde el comienzo de este artículo. Solo un repaso rápido pero atento y luego vayamos al nudo del tema:

Cuando las armas no se usan, se descalibran, se atascan, se ponen duras y fallan, pero antes falla el soldado cuando se deja estar y vuelve inactivo. Cuando se confía en la aparente paz o tranquilidad.

Engorda, se pone obeso o bien se mantiene delgado pero con músculos atrofiados por la falta del ejercicio necesario. La ropa le queda chica y se romperá en el primer esfuerzo. Se cansa más rápido y tiene poca resistencia en una prolongada lucha.

Se mira al espejo y le gusta su apariencia y hace poses para verse fuerte, pero la realidad la verá en el campo de batalla que suele venir sin previo aviso.

Algunos miran muchas películas de guerra pero las cosas no son así. Hay una abismal diferencia entre lo ideal y lo real. La desilusión y el desánimo aparecen aquí.

La sabiduría o la inteligencia no es una capacidad cerebral, sino el poder procesar la información, el saber conocerse a sí mismo y al enemigo contra el cual lucha.

¡Qué factores importantes son la responsabilidad y la diligencia, o sea la prontitud para hacer lo que se le requiere!. Esto puede ser determinante. Y sobre todo la obediencia.

Muchas veces escuchamos predicaciones donde se nos enseña que somos Soldados de Cristo y exclamamos ¡AMËN!... pero ¿pensamos lo que estamos afirmando?
Primero debemos estar persuadidos que estamos en lucha. Esto no es una práctica religiosa inocente donde nos sentimos bien y aseguradas nuestras cosas importantes.
Hemos visto muchas películas como la vieja serie “Combate”, ese pequeño grupo de 6 u 8 soldados americanos al mando del Sargento Sunders que mataron a 200.000 soldados alemanes y siempre ganaban. La guerra no es así.
El enemigo también hace inteligencia; nos observa. Conoce nuestros gustos y debilidades. Conoce donde somos fuertes y donde aparentamos serlo. Se toma el tiempo para estudiarnos. Sus soldados y colaboradores se ejercitan permanentemente. No duermen ni se dejan estar. No usan balas viejas y vencidas. Son responsables y audaces.
 

Dice la Palabra de Dios “Los hijos de este siglo son en su generación más prudentes que los hijos de la luz”. Ellos saben que la lucha es sin descanso ni cuartel.

Pero nosotros debemos examinarnos a nosotros mismos si estamos a la altura del soldado que sirve a Dios en un mundo donde las estrategias de maldad se actualizan y modernizan permanentemente.

Usar la Espada del Espíritu, o sea la palabra de Dios, es muy bueno e indispensable, pero si la usas muy de vez en cuando te sacará ampollas. Pero también el desuso de hace perder la visión, la percepción de lo invisible, de las cosas del ámbito espiritual.

La oración, el conocimiento de la Palabra de Dios, la perseverancia en la obediencia a Dios, el Temor de Dios y otras armas, caídas en el desuso te pueden llevar a creer que eres fuerte y diestro y no sea así. Recuerda que no se trata de apariencia ni ruidos fuertes, sino la efectividad del buen uso de tus armas como cristiano. Recuerda también lo que escribí antes: no siempre es más efectiva un arma grande y ruidosa. Puede impresionar pero no ser tan efectiva.

Colosenses 2:20 en adelante dice San Pablo que hay “armas” que solemos usar pero que son inservibles en el combate contra el pecado.

Y en 2 Corintios 10: 4/6 dice: “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”.

Mucha comida con grasa te hace gordo/a pero no fuerte. Cuídate de lo que ingieres. Busca la verdadera Palabra de Dios. Dale al ejercicio del cuerpo y la atención de sus gustos el lugar que corresponda en las prioridades.

No amagues con balas de salva. El enemigo no huye tan rápido. La apariencia no engaña a los guerreros de uno y otro lado. Las cosas espirituales deben ser discernidas espiritualmente. No subestimes a nadie. Ni de los nuestros ni los del otro bando.

Para concluir esto (que ojalá sigan meditando), les aconsejo que no se duerman, tampoco se alarmen. Sean diligentes, precavidos. Manténganse ejercitados y en forma por si llega algún problema. Al enemigo no le interesa lo que dices o de qué alardeas. No te confundas. Piensa como soldado. No temas la altura ni la fuerza del enemigo. Piensa como soldado de un poderoso ejército cuyo comandante es el Mismo Jesús y toda la fuerza del Espíritu Santo. Pero no te mandes solo. No seas un “comando solitario”, como Arnold Schwarzenegger, que siempre pelea solo. Perteneces a La Iglesia del Señor. Sirve junto a otros.
La nueva ola de esta pandemia viene causando estragos. También generando temor, incertidumbre y preocupación lógica. Pero aférrate del Señor.
 

El año pasado muchos afilaron sus espadas y se vistieron de soldados e hicieron mucho ruido. Pero apenas aflojó el virus, volvieron a dormir, a comer comidas adiposas y a los entretenimientos. Esto en la guerra espiritual es “INTELIGENCIA”. El enemigo nos estudió, nos dejó hacer y ahora lanza otro ataque y hay muchos durmiendo. Creen que no pasará nada. (Es lo que él quiere, que seamos mortalmente confiados). Han dejado de orar. O sea no oran sin cesar sino solo cuando hay problemas. Han dejado de desear la Palabra como esa leche espiritual no adulterada. Pero pasó el temblor y se perdió el entusiasmo, el interés.

Confiamos en nuestros propios “chalecos antibala”. Confiamos en la mala puntería del enemigo. Confiamos en nuestra fe y ya no en el autor de la Fe. Nos creímos muchos versículos que sacados de su contexto fueron transformados en mensajes exitistas y dejamos de velar y orar. Dejamos de resistir, total siempre ganaremos.

Inteligencia diabólica pura.

Pablo dice en Romanos 13:11 “En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje”.

Es posible que muchos, confiados en la buena suerte y que “el diablo no nos puede tocar”, sufran algunos contratiempos por entender mal la Palabra de Dios, muchas veces manipulada por los exitistas.
 

Pedro 5: 8 y 9 dice:

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”.

Pablo a los Efesios les aconsejó a no subestimar al enemigo ni a sobrestimarse uno mismo. En el capítulo 6:10 al 20 dice:

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,

20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

 

Dios nos bendiga.

Pablo Lucero/2021.

 

 

 

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CUATRO DÍAS MUY RAROS.

 

La algarabía distrae. Se vive y se disfruta aun la tensión y la locura.

La chusma ganó las calles desde que supo del arresto de Jesús. Sabían que sería todo un espectáculo.

La fatídica mezcla de dos componentes explosivos conmovería la historia de Jerusalén: Los Sacerdotes de la fuerte religión y el Imperio romano, el dominante político.Ambos “unidos contra tu Santo hijo Jesús” (Hechos 4:27)

Jesús era un factor de conmoción social, de incomodidad, de desestabilización. Aunque no era así, se creó esa excusa, la acusación necesaria para iniciar un juicio. Y todos sabían en qué terminaría aquello. O se presumía.  Algo se había rumoreado en las calles en los últimos días.

Cada clase social maneja los rumores con su estilo,  pero en cada status se sabía, se hablaba casi en voz baja algo sobre “una cruz”.  Nadie decía nada pero el rumor cobraba fuerza. Había una disimulada expectativa.

Sacarse de encima al hijo del carpintero era una consigna tácita.  Pero la presencia de Judas en el templo y la negociada entrega del Maestro por unas cuantas monedas de plata no pasó desapercibida … y la voz corrió como reguero.  Todos supieron que había llegado la hora de algo cuya gravedad  presumieron,  pero no supieron cuánta.

Había un importante movimiento por la celebración de la Pascua durante el día;  pero esto comenzó muy de noche, con muchos movimientos violentos de corridas, palos, antorchas y odio.  Esto mantuvo despierta a mucha gente.  Muchos, afuera, participando o como curiosos. Otros atisbando por las ranuras de las ventanas con temor.  La presunción y el rumor tomaban cuerpo.

 

La población vio la turba trayendo a los empujones al hombres que se tildaba de “Mesías”.

¿”Mesías”?...¡Qué desfachatez!...  en un mundo malo no hay lugar para nadie bueno. Al clavo que sobresale, naturalmente se le pega un golpe para hundirlo.  Toda esa noche mucha gente estuvo en vela. Se armaron fogones en las inmediaciones del palacio del gobernador Pilato  para seguir de cerca la resolución del caso.

Los discípulos se habían escondido con las puertas trabadas desde adentro.  ¡Qué insólito!... Habían experimentado luchar contra demonios cuando el  Señor los envió a hacer milagros en su Nombre.  “¡Señor… aún los demonios se nos sujetaban!...” (Lucas 17:10).   Ahora enfrentar a una turba humana les fue imposible.  Es un mal que parece repetirse una y otra vez, incluso hoy donde hay muchos “declaradores” y “proclamadores”  que atan y reprenden demonios a los gritos y se jactan de su “autoridad”, pero no se animan a enfrentan la masa humana rebelde y pecadora que atenta contra el evangelio y la Iglesia. Pero no es una lucha contra carne y sangre sino contra espíritus malos (Efesios 6:12)…Les pregunto a estos “exitosos ministros”: ¿Son diferentes estos demonios?... Cuestionable autoridad.

Noche difícil adentro y noche difícil afuera.  Jesús soporta un interrogatorio al que poco responde, no por ser culpable. No se negó a declarar como hacen los delincuentes cuando las pruebas los condenan. Jesús solo pone a Pilato en una posición de inferioridad: “Tú no tienes tanta autoridad como crees y dices. Nada podrías hacerme si mi Padre no te lo permitiera”.

Pilato hubiera preferido una mala respuesta; al menos lo hubiera enojado para justificar una ira que no tenía ; y aunque lo presionaba, lo sabía inocente. Era evidente.  “¿Qué es la Verdad?... háblame… respóndeme .. ¡¿justo a mí el que puede mandarte a la cruz no me respondes?!”.

Azotes, burlas, gritos y risotadas burlescas. Desprecio de los soldados adentro y de los religiosos de afuera.  Fogatas. Silencio mezclado con murmullos.  Expectación. Algunos con temor a lo que pase. Otros esperando no perderse detalle en un morbo sediento.

Afuera, ni Pedro ni los discípulos que estaban escondidos, esperaban nada bueno. Todos los rumores hablaban de la cruz.  La turba que acompañaba a los representantes de la religión de entonces se ponía de acuerdo sobre qué pedir si Pilato llegaba a preguntarles “¿Qué hago con este hombre?”.  Los discípulos presentían algo fatal, para Jesús… y para ellos mismos.  Vuelvo sobre mis palabras: ¡Qué insólito! ¡Tanto poder para echar demonios y ahora estar encerrados con la disimulada culpa dejar solo al Señor en manos de pecadores!.


Entre las 6 y las 9 de la mañana se decide enviar a Jesús a la cruz. Había que apurarse. Estaban en la celebración de la Pascua y venía el final de la fiesta y el correspondiente reposo. Esto debía resolverse rápido.  Locura en las calles. Los que celebraban la muerte de los corderos pascuales y los que celebraban la muerte del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, aunque no lo veían así. 

Locura en las calles. Corridas. Gritos. Día no laboral. Nadie se fue de mini vacaciones.  Locura en las calles de Jerusalén. Y mucho más cuando Pilato sacó a Jesús frente a la multitud agolpada frente a su palacio y luego de varias e insistentes defensas de parte del gobernador romano, la turba, la chusma mezclada con unos cuantos religiosos gritaba su sentencia: “¡CRUCIFÍCALE… CRUCIFÍCALE!”.  La mano de obra estaba en las calles determinando acallar definitivamente al Señor.  Era una contienda no tan humana o física, n siquiera legal.  Pilato lo entendió: era la lucha entre la VERDAD y la MENTIRA.  La verdad vino al mundo y el mundo prefería vivir en la mentira. La Luz vino al mundo y el mundo prefería las tinieblas para que no se descubran sus pecados ocultos.

PRIMER DIA RARO.

 

A las 9 de la mañana es llevado a los empujones cargando una cruz que casi no puede por su debilidad. El castigo con azotes lo había dejado al borde de la muerte.

Un hombre que estaba cerca mirando es obligado a ayudar a Jesús con el madero y lo carga en subida hasta el Gólgota. Era Simón, de Cirene.

El Vía Crucis, como se define a ese camino que se manchaba de sangre inocente mientras el Señor caminaba decidido pese al dolor.  Nadie podía escuchar el pensamiento de Señor: “Tengo que seguir… Tengo que seguir”.  Pensaba en ellos, en todos, en nosotros.  Y a su paso muchos que habían sido bendecidos con sus palabras, con sus milagros, con su mensaje de una oportunidad única de salvación, le insultaban, se reían. El olor de la sangre, la visión terrible de la más calamitosa situación humana generaba adrenalina en su morbo insaciable.

¡Qué día raro!... Muchas veces he escuchado el dicho popular: “No muerdas la mano del que te da de comer”.  Ese día hicieron todo lo contrario.

Otros y en especial las mujeres, lloraban y hacían lamento por Él.  No existían las organizaciones de  Derechos Humanos. Igualmente no hubieran hecho nada. Ni siquiera hoy se conmueven cuando asesinan a cristianos o incendian los templos.  Es la lucha invisible pero no secreta de la Verdad contra la Mentira. Y es a muerte.

Llegados al Lugar de la Calavera, el Gólgota, sujetan el cuerpo del Señor con clavos de 15 cm y lo ponen entre dos malhechores, como si fuera uno más.

 A las 12 del mediodía,  densas tinieblas cubrieron la tierra, tinieblas que se podían tocar.  Me hace acordar la plaga de tinieblas que mandó Dios sobre Egipto. Pero estas tinieblas eran diferentes.

Cuando la Palabras dice que Jesús rompió el acta que nos era contraria y avergonzó públicamente a los demonios en la cruz, es evidente que esas tinieblas eran espíritus malos que se regodeaban viendo a Jesús en ese final.  Algo así pasó y creo que la gente lo vió.  Si Jesús los avergonzó públicamente yo creo que la gente vió eso. Lo espiritual se hizo visible.

Leamos Colosenses 2: 14 y 15:  “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.

La gente estaba acostumbrada a ver esos espectáculos de reos muriendo cruelmente en una cruz, pero esto fue otra cosa. La multitud se dispersó golpeándose el pecho, mientras la tierra temblaba. Hasta el centurión llegó a reconocer: “Verdaderamente éste el Hijo de Dios”.

A las 3 de la tarde murió, entregando su espíritu y antes de las 18 colocan su cuerpo en una tumba sin uso perteneciente a José, de Arimatea.

Cuando el gentío vuelve a la ciudad siguen las sorpresas: Se enteran que el velo del templo que separa el lugar Santo del lugar Santísimo se había partido de arriba abajo dejando libre, abierto el acceso.

También se enteraron que en el preciso momento de la muerte del Señor no solo se rasgó el velo,  sino que las tumbas de muchos hermanos que habían muerto se abrieron y vinieron a la ciudad Santa y anunciaban el plan de Salvación.  ¡Qué primer día tan raro!

 

LOS SIGUIENTES TRES DÍAS RAROS.

¿Se imaginan el día después de la muerte del Señor?

La ciudad, sucia de papeles, de restos de comida callejera.  Botellas. Ropas olvidadas. Pañales sucios.  Las calles vacías. Todos en el “Santo reposo pascual”.

El viento, único deambulante, arrastraba desechos,  silbaba el canto de la incertidumbre, de la soledad y un vacío inexplicable.

Pasado el reposo de la fiesta, que fue un jueves, los sacerdotes volvieron a la carga contra el fallecido Jesús y piden a Pilato que ponga guardias en la tumba para impedir que los seguidores de Jesús roben el cuerpo y digan que había resucitado, a lo que Pilato accede.

Tres días de silencio y murmullos. Una victoria no festejada. Aún perduraba el miedo de ver a los demonios huir de la presencia del Señor cuando Él exclamo “¡CONSUMADO ES!”.

Nadie hizo gala de sus logros. Ni siquiera atinaron a buscar a los discípulos de Jesús, lo que hubiera sido lógico para exterminar definitivamente  ese “Camino”.

Los sacerdotes no alcanzaban a entender lo que hizo ese terremoto en el templo sin afectar a las casas vecinas.

El servicio público de recolección de residuos llenó carros y carros de basura. La ciudad estaba en un silencio que gritaba su incertidumbre.

Mientras, en las profundidades de la tierra  El Señor anunciaba el Plan de Salvación a los que descansaban en el Seno de Abraham, a los espíritus cautivos que no podían entrar al descanso en el Señor porque aún no había un camino al Padre y se preparaba para resucitar al tercer día, como lo anunció, y subir a lo alto llevando cautiva la cautividad. Desde entonces todos los cristianos salvos ya no van a ese seno, sino descansan en El Señor hasta el Día de Gloria, del arrebatamiento.

Tres días raros. Poco se habla de los que pasó en esos tres días posteriores a la muerte de Jesús.

Los discípulos permanecieron encerrados en esa casa  todo ese tiempo. Miedos, preguntas sin respuestas. Incertidumbre. Silencio. Angustia. Soledad. Habían olvidado las palabras del Señor. Otros se fueron a pescar, su antiguo oficio. Otros, se alejaron de la ciudad, camino a Emáus.

¿Qué sabemos de las multitudes que lloraron a Jesús?  Poco y nada.

¿Qué sabemos de las multitudes de los que gritaron exigiendo la muerte del Señor?. Nada.

Lo que más se sabe es de la maraña política y religiosa para controlar lo que al parecer era un movimiento naciente y  poderoso porque aunque sobornaron a los guardias para que callasen sobre la resurrección que habían presenciado, las autoridades políticas y religiosas sabían realmente  ¡JESUS HABÍA RESUCITADO!, pero lo ocultaban. Había que mantener a las masas en estado de ignorancia para poder usarlas. Vieja táctica.

 

CUATRO DÍAS RAROS.

Un día de máximo alboroto y tres de un silencio que ensordecía.

Terminaba el sábado semanal, sábado de reposo respetado por los judíos.  Entre las 18 horas y la madrugada, en algún momento de esa noche, mientras los guardias estaban apostados en la puerta de la tumba, un Ángel del Señor bajó, cayó como un rayo que sacudió todo y corrió la piedra de la tumba y los hombres al ver esto cayeron desvanecidos, como muertos dice la Palabra.

Jesús no salió por esa puerta ahora franqueada, pero el acceso estaba libre para que Pedro  Juan pudieran ver que El Señor ya no estaba en la tumba y comprobaran su resurrección.

Un poco antes, María había visto la tumba vacía y creyó que se lo había llevado y le pregunta al que cuida el huerto: “¿Dónde llevaron su cuerpo?... dímelo y lo iré a buscar” sin saber que ese hombre parado a su lado era el mismo Jesús que se da conocer al nombrarla:…”María…”  y la mujer se da vuelta y lo reconoce: “¡Señor!”. Su llanto se convierte en gozo.

Este cuarto día puso fin a los cuatro días raros, de los que poco se habla, pero que están cargados de sucesos tremendos que fortalecen la historia de la muerte de Jesús.


Pese al glorioso  día, mucha gente vive aún dentro de los cuatro días raros. En abierta rebeldía a Dios. En la Mentira confrontando la realidad del Evangelio. Muchos sumidos en silencio que es el resultado de las conciencias atribuladas por los pecados cometidos. Otros encerrados sin esperanza. Muchos desilusionados por haberse acabado la vida fácil. Sin embargo vemos en el ejemplo de Juan, el más joven de los discípulos, y aquellas  mujeres, un amor perseverante, sin temor,  junto a la cruz, aún a riesgo de correr la misma suerte.

Eso también nos parece raro dentro de esos cuatro días, ya que hoy también es raro ver cristianos al pie de la cruz acompañando a Jesús. En dolor y martirio. En su propósito de Salvación. Negándose a sí mismos y tomando su cruz cada día para seguirlo.

Raro, pero hay muchos que han superado las crisis de los cuatro días raros al recibir,  además de la convicción del Amor de Jesús,  Poder de lo alto con el Espíritu Santo derramado en sus corazones.

40 días después de resucitar, Jesús estuvo con los suyos. Dice la Palabra que en una ocasión como con 500 hermanos a la vez. Y luego los dejó en manos del Espíritu Consolador cuando ascendió a los cielos donde volverá en cualquier momento.

Tal como Jesús les indicó, fueron a un aposento alto y estuvieron allí orando unánimes hasta que al décimo día algo parecido a un viento recio abrió las ventanas y fueron todos llenos del Espíritu Santo. Lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos. Eran 120 hermanos que no se quedaron con el recuerdo de CUATRO DÍAS RAROS, sino que fueron hasta allí a esperar y recibir algo que no conocían, pero que luego sería determinante para sus vidas.

 Mantengamos vivo ese Poder en nosotros y nuestras Iglesias. Superemos toda situación que nos mantenga anclados en el pasado y en las crisis, puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la Fe, el que jamás perdió protagonismo en esos cuatro días raros, pero tampoco antes ni después.

Dios nos bendiga a todos.

Pablo Lucero/2021

 

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EL DESEO VEHEMENTE DE JESÚS.
 

El Señor Jesús, antes de ser entregado, aquella noche compartió la última cena pascual con sus discípulos. Al sentarse a la mesa les dijo: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca! (Nótese los signos de exclamación en sus palabras).

Luego de haber comido el cordero, tomó el pan y la copa de vino e instituyó lo que conocemos como “La Cena del Señor”, que como Iglesia celebramos en memoria del Señor y su muerte, lo que debemos hacer hasta que Él regrese por su Iglesia.
Y agrega: “Os digo que no la comeré más hasta que se cumpla en el Reino de Dios” (Lucas 22:15 y 16)
 
Tomemos en cuenta dos cosas: La exaltación, la mezcla de gozo y profundo amor del Señor cuando les dice: “¡Cuánto he deseado comer esta Pascua con vosotros!”. ¿Pueden imaginárselo?... No fueron sus discípulos los que se mostraron felices para decir algo así. Fue Jesús quien lo exclamó. Me da la sensación que fue más que alegría o felicidad lo que lo motivaba a decir aquello.
Los suyos, los que el Padre le dio, estaban allí, incluso Judas el que lo traicionaría. A todos les lavó los pies, lo que a nadie se le había ocurrido hacer pese a que era una costumbre hacerlo. Pero lo hizo el Señor. A todos. Incluso a Judas. Incluso a Pedro, quien más tarde negaría conocerlo cuando llegó la turba a detener, apresar y llevar a Jesús ante Pilato.
 
El Señor obvió todo aquello que sucedería, que de hecho lo sabía de antemano. Dice la Palabra que ciñéndose una tolla a la cintura y tomando una palangana pequeña, se inclinó delante de cada uno de ellos y les lavó los pies. A todos. Uno a uno. (Juan 13).
Imagínense, hermanos; Jesús los mira con una sonrisa. No piensa en el suplicio que se le viene en pocas horas. Jesús mira otra cosa. Los mira a ellos. Los tiene a todos delante suyo.
Ellos no saben lo que se aproxima. No lo entienden aún, pese a que ya les había dicho que sería muerto pero que resucitaría. Sus discípulos amados ahora están delante suyo. Los mira, los observa. Recordaría los comienzos de cada uno, los primeros pasos de uno y otro. Sus errores, sus logros y alegrías, sus miedos, sus experiencias, sus renunciamientos, su crecimiento en esa Fe aún sin el poder del Espíritu Santo.
Los miraba El Señor y sabía que en pocas horas debería abandonarlos aunque les dejaría a otro consolador, el Espíritu Santo.
 

¿Imaginan los ojos del Señor? ¿Pueden ver el brillo en sus ojos cuando los mira a todos, uno por uno cuando con una sonrisa sin par les dice con entusiasmo “¡Cuánto he deseado comer esta Pascua con vosotros!”. Solo El Señor sabía el significado de sus palabras aquella noche.

Está feliz El Señor. Tiene un gozo muy profundo. No piensa en la cruz. Piensa en estos hombres que creyeron en Él, que le siguieron pese a lo extraordinario que fue todo. Hombres que abandonaron todo por seguirlo.
En pocas horas una gran aflicción los envolvería al ver lo que pasaba con el Pastor y la dispersión de sus ovejas en la noche más terrible que jamás habían vivido. Pero Jesús todavía no se los dice tan claro y directo, pero agrega algo precioso que nunca olvidarían: “La próxima Cena será en el Reino de Dios. Allí nos volveremos a encontrar”
Tremendas palabras que entendemos más nosotros hoy, que aquellos hermanos.
“¡Cuánto he deseado este momento, juntos, compartiendo esta cena que será la última aquí en este mundo!... la próxima será en la presencia de mi Padre”.
 

Si leen el evangelio de Juan desde el capítulo 13 hasta el 17 inclusive, encontrarán quizás lo que considero el más completo mensaje del Señor, no solo para ellos sino para toda la Iglesia, de todos los tiempos, hasta hoy, preparándonos para la etapa final.

Los consolará anticipándose a la crisis. “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo … el mundo os aborrecerá, a mí también me aborrecieron… de aquí a un poquito y ya no me veréis (su muerte) y estaréis tristes … y otro poquito y me volveréis a ver (su resurrección) y vuestro gozo será completo, vuestra tristeza se convertirá en gozo”. (Juan 16:16)

Jesús no miraba la tragedia que se aproximaba. El Señor miraba el fruto de la aflicción de su alma, el gozo puesto delante de Él (Isaías 53). El inicio de la Gracia salvadora estaba por comenzar. Tenía delante de Él a sus primicias. Las bases del cristianismo que nacería entre grandes victorias y martirios. Eran los primeros reconciliados con Dios. Y agradecería a Dios “Padre, ninguno de los que me diste se perdió” (Juan 17)
Los miraba El Señor. Sonreía. Brillaban sus ojos llenos de Amor. “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua! antes que padezca!”.
Es inenarrable la angustia, el dolor, el desconcierto de sus discípulos cuando Jesús es detenido, juzgado con falsas acusaciones y crucificado entre dos ladrones. Fueron tres días de tremenda soledad y miedo. Un dolor que les hizo olvidar la promesa de resurrección. Pero un poquito más, a los tres días lo volvieron a ver y su tristeza se convirtió en gozo.
 

¿Pueden imaginar el gozo de sus discípulos, de sus más cercanos seguidores?

Pero llega el momento de la despedida. Después de 40 días de estar con ellos se hace acompañar por los suyos al Monte de los Olivos y les da los últimos mandamientos asegurándoles que estará ellos hasta el fin del mundo y que recibirían Poder al recibir el Espíritu Santo.
De pronto una nube lo cubre, lo envuelve, y El Señor empieza a ascender hacia los cielos. Los discípulos asombrados, algunos llorando, otros de rodillas, observan la gloriosa ascensión y antes que caigan en desconsuelo dos ángeles del Señor aparecen y les dicen con confianza y seguridad:
“¿Por qué estáis tristes mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.
Luego de esto y siendo fortalecidos volvieron a Jerusalén con gozo y entusiasmo, y dispuesto a continuar la obra del Señor perseverando en sus enseñanzas y en esa alegría se saludaban. “¡Maranatha!”, que significa “Cristo viene”, “¡Jesús volverá!”
 

Pasaron los años, los siglos, y aunque aún no regresó, no tenemos por tardanza su promesa como los que se pierden, sino que el Espíritu Santo nos llena de gozo cuando vemos que mientras el mundo se cae a pedazos por el pecado, la rebelión abierta con Dios, la Iglesia es continuamente consolada y ya de antemano nos muestra la sonrisa de Jesús, sus ojos brillantes de gozo, cuando desde las nubes nos llame para irnos con Él.

Los muertos en Cristo resucitarán primero en un cuerpo de Gloria semejante al del Señor, y luego nosotros, los que aún estemos vivos también seremos transformados en un cuerpo de Gloria, sin enfermedades, ni achaques ni las marcas del pecado antes de conocerle. (1° Cor. 15 – 1° Tes. 4:13)
Un día de Gloria. Un Coro de ángeles se unirá a la Iglesia triunfante para exclamar:
“¿¡DONDE ESTÁ, OH MUERTE, TU AGUIJÓN?!... ¿¡DÓNDE, OH SEPULCRO, TU VICTORIA!?”
Lo primero que sucederá que es que seremos conducidos a un Juzgado inmenso: EL TRIBUNAL DE CRISTO, donde cada uno será recompensado según sus obras (2 Cor.5:10).
Cabe aclarar que en este Tribunal no se decide si eres salvo o no. Este Tribunal es para los salvos ya arrebatados, para ser recibir su galardón en base al Libro de las Obras.
 

El Espíritu Santo clama con una voz cada vez más audible y potente trayéndonos el mensaje de Jesús: “ HE AQUÍ YO VENGO PRONTO Y MI GALARDÓN CONMIGO PARA RECOMPENSAR A CADA UNO SEGÚN SEA SU OBRA” (Apoc. 22:12)

Luego, la fiesta más maravillosa jamás maginada por mente alguna: “Las Bodas del Cordero”.
Aquí nos sentaremos junto al Señor Jesús. Bien cerca estarán sus primeros discípulos. Los contará y estarán todos. Solo faltará uno, el hijo de perdición, Judas. Jesús los mirará con esa sonrisa, con gozo y entusiasmo y les volverá a decir:
“¿Se acuerdan de mi promesa? Ha llegado la hora. ¡Cuánto he deseado comer esta cena con Vosotros!”.
Y nos mirará a nosotros que también hemos creído en su Nombre, que hemos sido fieles hasta el final y todos juntos estaremos para siempre con El Señor.
 

“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: !!Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!

Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. (Apoc. 19:6/8)

¿Te despierta gozo y esperanza? Es maravilloso sentir el gozo de la Salvación. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. (1° Juan 3:3).
Los primeros hermanos recordando las palabras del Señor se esforzaban y tuvieron en poco su vida con tal de llegar a ver al Señor. Hebreos 11 nos muestra su fidelidad.
Piensa en ese día que está muy cercano. Esfuérzate. Sé fiel.
Espero que te haya servido recordar estas palabras que encontrarás en tu Biblia y que hace muchos siglos el Espíritu Santo viene hablando. Yo me desperté con estas palabras a las 02:35 de la madrugada y las escribí para compartirlas contigo.
“Consolaos unos otros con estas palabras: “Maranatha, Cristo viene”. No sabemos cuándo será, pero que cuando sea nos encuentre fieles y atentos, velando en oración. Unidos. En Paz.
Dios te bendiga.
Pablo Lucero/2021

 

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EL FINAL DE LA VIDA

 

Hasta el 21 de marzo hubo 2millones de muertes por coronavirus

En lo que va del año 2021, hasta hoy 29 de   Marzo, en el mundo 14.111. 305 personas han muerto por diversas razones. En promedio 1 o 2  personas por segundo. Cuando termine escribir este artículo habrán muerto unas 300 más y el conteo sigue.

Por Coronavirus en este mismo período han muerto alrededor de 2.000.000 de personas.

¿Te has preguntado cuántos de ellos no han conocido al Señor antes de partir?

¿Qué hacemos al respecto?  ¿En qué gastamos el tiempo, la tinta y la mente?  ¿Qué hemos hecho con aquello que de balde hemos recibido del Señor?

Muchas veces cantamos un himno que nos conmueve:

“Cuantas almas perecen sin Dios, mientras vivo yo en bienestar  ¿Qué  respuesta daremos a Cristo si Él pregunta “¿Qué hiciste por Mí?....Pon tu mano Señor sobre mí, dale a mi alma ese mismo sentir… dame gracia para obedecer,  dame fuerzas para yo vencer”.

 Muchas veces en la Iglesia hablamos de evangelizar, de anunciar la Palabra de Dios al mundo ¿Lo estamos haciendo?

Los dejo pensando pero antes le comento que la cifra de muertos a nivel mundial aumentó. En este momento van 14.113.107  y el  conteo sigue.

Oremos y alentemos a los que llevan la preciosa semilla. Pero cada uno tiene siempre un ámbito inmediato donde hablar de Jesus.

Dios nos bendiga e ilumine.  Pablo Lucero/2021

                                                                                      

 

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CUATRO POMOS BLANCOS

 

Cuatro pomos blancos parecidos. No sabes qué contienen uno y otro. Pero somételos a una presión y verás cuál tiene pasta dentífrica ,cual tiene crema antibiótica, cuál un pegamento y cual otra cosa.

Muchas veces sucede. No sabemos qué hay en el corazón de las personas. Parecen ser iguales, tener el mismo contenido. Pero una presión, una crisis, hace brotar lo que tienen dentro.
En los cristianos consagrados hallaremos virtud y frutos del Espírtu Santo. Pero no en todos.
La tentación es una presión, una crisis que hace aparecer lo que tienen oculto. Un pecado sexual, un robo, una mentira, un insulto, una agresión física o verbal, ira, maledicencia, celos, envidia, malos pensamientos, homicidio, rebeldía, engaño, desobediencia, burla, soberbia, y como dice San Pedro: "...y todas las detracciones". (1°Pedro 2).
En apariencia nos asemejamos, pero Dios conoce el corazón, conoce nuestro contenido.

                                                                                                                                                                                                                                    No sabes certeramente como es el otro. Déjalo que hable; que escriba; que tome decisiones bajo presión, cuando aflore la verdadera esencia del ser.

Jesüs dijo "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:15)

Por eso solemos tener desengaños que nos amargan. El Señor Jesús dice "Medís (Juzgáis) según las apariencias". (Juan 7:24)
Nos dejamos llevar por los ojos, por los sentidos, por las emociones, y entramos en relaciones equivocadas, en yugo desigual, en comunión falsa.
El Apóstol Juan (1 Juan 4) dice "Probad los espíritus porque no todos son de Dios"
Fíjense la santa osadía de Pablo cuando dijo "Es necesario que entre vosotros haya contiendas para que se distingan los que son aprobados y los que no". (1° Cor. 11:19)
No es que el apóstol esté de acuerdo con las peleas y conflictos sino que estas cosas son presiones que Dios permite. Que los "pomos" sean "apretados" para ver qué tienen adentro.
 

La sinceridad evita el conflicto. Entonces podemos soportarnos unos a otros en Amor, sobrellevar los unos las cargas de los otros y nos podemos estimular al Amor y a las buenas obras.

La hipocresía puede afianzarse por muchos años pero Dios traerá a luz todas las cosas.

Como solemos leer en las Santas Cenas: "Examínese cada uno y pruébese a sí mismo". (1°Cor 11: 27)
Apriete su propio "pomo". Pídale al Señor como lo hizo David.
"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno". (Salmo 139).
Que Dios nos bendiga y guarde.

Pablo Lucero. - 28/03/2021

 

 

 

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EL AUTO ENGAÑO: LA PEOR DE LAS MENTIRAS.

¡Miren si no nos conocerá el Señor!  Su Palabra dice:
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado; Todo lo que el hombre  sembrare eso también segará” (Gálatas 6:7)

El peor engaño es el propio. No se lucha contra eso ni se procura enfrentarlo con la Verdad. No eres su víctima sinó su cómplice necesario.

Las personas suelen engañarse a sí mismas creyéndose sus propios discursos. Muchos lo exteriorizan como es la Confesión Positiva aunque la realidad interior sea un desastre. Ayuda la apariencia, ayuda el espejo, la sonrisa, el arreglo exterior, las poses, los adornos y los gestos de simpatía o seriedad. Pero la realidad es otra.

EL auto engaño es el peor de los engaños. La persona ya no busca la verdad. Solo cree y acepta SU VERDAD. Es grave porque la mayoría conoce la verdad verdadera, LA VERDAD, pero la relativizan, la acomodan, la razonan desde una mente corrompida o contaminada.

Es difícil de convencer al auto engañado. Tiene una característica asombrosa: Muchas veces la persona  SABE que lo que cree no es verdad pero insiste en aceptarlo y resiste en eso. Hay como una esclavitud adrede y aceptada.  Noten que no se trata de víctimas del engaño de otros contra el cual podría luchar. No.  El auto engaño es un pecado adrede, consciente, que se acepta y hasta se disfruta. La persona se relaja, se distiende. Si no cierra sus ojos, mira lo que le conviene mirar y escucha lo que quiere escuchar. No pide ni desea libertad. No intenta siquiera pedir la luz del Espíritu Santo para aclarar sus ideas.  La persona QUIERE pensar y mantener SU PROPIA VERDAD. La necedad está presente.

El auto engaño está más bien ligado al concepto sobre sí mismo y su situación delante de Dios.

La Palabra dice: “Nadie tenga una opinión de sí mayor de la que debe tener” (Romaos 12:3).  Aquí hay orgullo, soberbia y un exacerbado amor a sí mismo. Lo justifica con la apariencia y con las obras humanas. Creen merecer el cielo. Creen habérselo ganado.

Juan, el bautista decía: “Es necesario que Él (Jesús) crezca y que yo mengue”  ( Juan 3:30)                                 Juan no se engañaba a sí mismo.  El mismo apóstol Pablo sostenía “por la Gracia de Dios soy lo que soy” ( 1° Cor. 15:10).  Cumplían con aquello de “Nadie tenga un concepto de sí mismo mayor al que debe tener” .

Jesús relato el caso de un fariseo  (Lucas 18:13) que oraba en el templo auto justificándose de sus obras, mientras pensaba despectivamente de un publicano que también oraba a Dios en el mismo lugar.  El fariseo se creía superior pero era un pecador. Se jactaba de sus obras religiosas pero no tenía amor por nadie.  Mientras que el publicano se golpeaba el pecho confesándose pecador delante del Señor.  El auto engaño es una creación humana y pecaminosa, adrede y sin resistencia.  El auto engaño puede llevar a la soberbia, al enaltecimiento y luego a la caída.  (Lean el caso del publicano. Es muy lindo. Tiene mucha enseñanza)

“NO OS ENGAÑEIS”…  NO SE ENGAÑEN A SÍ MISMOS.  No crean en sus propias mentiras. Quien se auto engaña NUNCA buscará la verdad que trae libertad. Quien se auto engaña afrenta al Espíritu de Verdad. Es un pecado de Resistencia. Hay necedad en estas conductas y sentimientos y hay un negacionismo de parte del que vive así.  Y suele mostrarse como una persona piadosa, pero en algún momento con sus hechos demostrarán lo contrario. (2° Timoteo 3:5).

El auto engaño suele ser estimulado por los elogios, las adulaciones, las palmadas en la espalda.  No te dejes llevar por eso.  La gente puede admirarte pero no conoce tu corazón. Ni siquiera Tú lo conoces muchas veces, “¿Quién lo conocerá entonces? . Solo Yo conozco el corazón del hombre , que es engañoso y perverso  ( Jeremías 17:9)   “Dios pesa los corazones” (Proverbios 21:2).

Desde el momento que la Palabra de Dios dice “por tu corazón no arrepentido atesoras ira para el día de la ira” (Romanos 2:5), da a entender que uno debería de arrepentirse, o sea uno no está siendo víctima del engaño de un tercero, sino consciente de vivir una verdad propia y falsa. A estos Dios les dice “por tu corazón arrepentido.”   SI eres una víctima del engaño de otros malvados, el Espíritu Santo te guiará a la VERDAD y LA VERDAD TE HARA LIBRE.  ( Juan 8:31).   Pero quien se auto engaña, no busca la verdad. Se deleita en las injusticias y ha perdido toda sensibilidad.  No está la alarma de la conciencia siquiera.  El auto engaño es un pecado terrible que hace que la persona no busque la Salvación. Se cree justo. Se cree salvo. Cree que no necesita nada.   San Pablo decía: “No pretendo haberlo alcanzado” (Filipenses 3:13) y agrega: “Mientras estamos en la carne (mientras aun vivimos),  peligramos” .

Desconfía de las voces aduladoras. El diablo suele hacerlo. El anticristo atraerá a los cristianos que se queden con lisonjas (Daniel 11:32).  Desconfía del que te ensalza o te alaba.  No significa que sean malos pero el enemigo suele aprovechar eso para regar tu auto engaño.  Cuídate del narcicismo.  Cuídate de la “inocente” jactancia. Tómalo con gratitud pero filtra tu propia reacción.

Sé honesta/o contigo mismo y con el Señor.  Recuerda que pese a que te sientas bien, Dios te conoce y no podrás burlarte de Él aunque engañes a todos con tu apariencia.

Recuerda que tu vida es una continua siembra.  Lo que siembres recogerás.  NO te engañes.

Es un pecado grave porque lo buscas, lo admites, lo toleras, lo disfrutas aunque increíblemente en lo más profundo de tu ser sabes que es mentira. Que no es como dices creer. EL Espíritu Santo sigue  llegando como una espada que parte el alma y el espíritu. (Hebreos 4:12)  ¿Sabes lo que significa? Que con la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, penetra hasta lo profundo de tu  ser y parte, separa tu espíritu del alma contaminada. Trata con tu espíritu, no con tu alma. El Espíritu Santo trata con tu espíritu. (Lee 1° Corintios 2:10/13)

Cuando El Señor, usando a Pablo,   nos previene “NO OS ENGAÑEIS”,  también se podría decir: “No se auto engañen, no se engañen a sí mismos, no coman vianda envenenada, no asimilen conceptos y principios que no provengan de Dios, no crean a todo espíritu (1°Juan 4).  Sabía el apóstol de lo que hablaba. Dice mucho más de lo que parece. Y Nosotros quizás no entendemos la profundidad de esas palabras.

Dijo Jesús: “El cielo y la tierra pasarán más mis palabras no pasarán” ( Mateo 24:35). 

No seremos juzgados según nuestras verdades, posturas  y convencimientos, ni por las reglas de las iglesias, ni por las costumbres ni apariencias, ni siquiera por  el status social y religioso alcanzado, sino por la eterna, inconmovible y siempre firme Palabra de Dios.

La VERDAD nos hará libres. La Palabra de Dios es como una espada de dos filos que penetra hasta lo  más profundo de nuestras vidas y derriba todo argumento que se levanta contra la misma verdad (2° Corintios 10:5). Cuando la conoces, distingues rápidamente la falsa verdad. De ahí en adelante está en tu responsable decisión qué verdad quieres conservar.

Dios nos bendiga y guarde.

Pablo Lucero/27-03-21

 

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EL ESPÍRITU DE LA GUERRA
La guerra es un espíritu malo.
Aparece de tanto en tanto y destruye. No hay victorias porque en definitiva destruye a ambos contendientes.
Parece un ser inerte, aunque no lo es. Solo necesita seres vivos donde instalarse.
Seres vivos que no saben dirimir, primeramente en sí mismos, sus propios conflictos. Y es cuestión de encontrar a alguien diferente, en las mismas condiciones, y la intemperancia, y la intransigencia, y la impaciencia, y el orgullo, y la soberbia y seguramente la ira, fluyen y ambos se agreden, se hieren y aunque uno venza al otro, la guerra destruye a ambos finalmente.

Las contiendas, la gritería y otras reacciones son las características de dos seres en una pugna con resultados inciertos.

La Guerra es un espíritu que viene y va. Aparece de tanto en tanto. Aquí y allá, hoy, mañana, otro día. Hace lo suyo y luego se esconde en acecho hasta que de pronto, sin que nadie la espere, aparece, hace lo suyo y vuelve a desaparecer. Un ciclo permanente y destructivo.

La Guerra es un espíritu. Necesita dos seres, o dos bandos que no sepan manejar los conflictos, las diferencias, influye el carácter, la personalidad.

La destrucción solo necesita la participación de estos tres: Los dos contendientes y el espíritu de la Guerra y el círculo cierra.

Pero si al menos uno de los antagonistas se domina a sí mismo, si tiene dominio propio y no se presta a una contienda, que más que estéril es altamente nociva, el espíritu de la Guerra se va.

¿No dice la Palabra “Resistid al diablo y éste huirá? (Sgo.5:7) Entonces quedan por un lado un corazón con conflictos e intransigente y por otro lado un corazón que ante la ira propia o ajena busca el reposo y la Paz, que no es cobardía sino el aplomo inteligente y sabio de quien sabe medir las consecuencias, las reales pérdidas.

Como cristianos sabemos cómo terminan las conductas mal manejadas. La Palabra dice: “La blanda respuesta quita la ira, más la palabra áspera hace subir el furor.” (Proverbios 15:1) El dominio propio no es solo una virtud sino una defensa de increíbles resultados.

EL Salmo 37: 8 y 9 dice: “Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo porque los malignos serán destruidos, más los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra”.

Pablo aconseja: “No deis lugar al diablo” (Efesios 4:7) ) y también dice “En cuanto de vosotros dependa estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18).
No se trata de generar una unidad falsa porque en realidad no hay comunión con los infieles, pero con que uno se deje guiar por el Espíritu Santo, puede con sus actitudes “poner ascuas de fuego sobre su cabeza” como enseña Pablo en Romanos 12:20, y esto significa hacer o propiciar la intervención del Espíritu Santo sobre un contendiente, en la mente y conciencia del conflictivo y es “tocada” por el Señor.
 

La Guerra es un espíritu que va y viene. Aparece, hace lo suyo, y se va. Se esconde, acecha desde lo oculto y vuelve a aparecer para causar estragos.

No podemos evitar que este espíritu recorra el mundo buscando donde entrar. Noten Uds. que no entra en casas limpias y adornadas como muestra el pasaje de Mateo 12:43, sino en corazones que están diríamos predispuestos al conflicto. Cargados. Contaminados por las obras de la carne como enseña Pablo a los Gálatas. Pero este espíritu que destruye también intentará combatir el corazón de los santos. La intención es siempre la misma: destruir. EL apóstol Santiago nos llama a resistir. Basta con no prestarnos a estas luchas que más que estériles, son destructivas en su resultado.

El Señor en su Palabra nos aconseja “Busca la Paz y síguela” (Salmo 34:14), es decir, que sepamos manejar las diferencias para que no se transformen en luchas internas que terminarían dividiéndonos. Y Tras la aconsejada intervención doctrinal, al que cause división deséchenlo, lo dice Pablo a Tito (Tito 3: 10) ¿Lo leyeron detenidamente? Háganlo. Y esto se da solo cuando es cuestión personas que tuercen las escrituras y se mantienen adrede lejos de la voluntad del Señor.
 
Quizás nos sintamos mal por la intransigencia de otros, pero debemos mantener el aplomo y medir las consecuencias. A veces y en un primer momento es preferible guardar silencio para pensar en la situación y buscar en el Señor la respuesta a dar.
 

La Guerra es un espíritu del diablo, el que vino a hurtar, matar y destruir. ¿Notaron el orden de sus ataques? Primero te roba las cualidades de la vida cristiana, luego te mata espiritualmente y luego el caos, la devastación. Mira la foto que publico con este artículo. ¿Quieres terminar así?

La Guerra es un espíritu que viene y va, buscando dos contendientes intransigentes y orgullosos. Anda como un león rugiente buscando a quien devorar (1° Pedro 5:8).
Pablo profundiza en lo importante del caso: “Airaos pero no pequéis. No se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). ¿Hay cosas que te enojan?.. ¡Claro que sí! Pero mide tus palabras y tus actos. Pablo se enojó con Pedro y solía enojarse con los hermanos desobedientes pero nos cuenta su forma de hacer: “pero no peques”.
Pablo el apóstol, enseña también: “No proveáis para la carne” (Romanos 13:14) y aclara aún más en Gálatas cap. 5, una serie de conductas pecaminosas que ante diferentes conflictos nos jugarán en contra porque rompen con la armonía espiritual del cristiano, atenta contra la Paz interior y son las características e ingredientes que el espíritu de la Guerra necesita para destruir.
 
Pablo sigue enseñando a los Gálatas, cap. 5, los beneficios de un corazón transformado por el Espíritu Santo y los frutos de Paz, benignidad, templanza y otros, siendo el principal El Amor.
Mide tus palabras, escucha con paciencia, ten dominio propio, aprende a dominar tus emociones e impulsos. Aprende a escuchar aunque no siempre debas aceptarlo. Si eres deferente no te dejes dominar por el ego. Si el otro es diferente a Ti, conserva el respeto y la paciencia. No lastimes, no hieras corazones. La Templanza no es innata del ser humano. Es una obra del Espíritu Santo y el resultado del fogueo y la perseverancia fiel a Dios en este tipo de luchas.
Recuerda que “No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”, entre ellos el espíritu de la Guerra., un espíritu que silenciosamente va y viene; destruye todo a su paso en particular si encuentra la situación propicia, y luego se va. Se esconde algún tiempo. Se va de acá para allá, y luego más allá. Y luego vuelve y observa donde destruir. No le demos lugar.
Amémonos de corazón, sin fingimiento, que cuando en los pasillos de la Iglesia, o en la calle, nos crucemos, nos digamos con sinceridad “Paz del Señor”.
Cuidémonos mutuamente, soportémonos en Amor y dirimamos cualquier diferencia que aparezca en el seno de la Iglesia del Señor, en Paz y con Amor.
 

PD: Silencio en Neuquén. Todo está en calma. EL Señor me llamó a las 03:15 y sentado a la mesa vuelco en papel lo que el Señor puso en mi corazón quién sabe por qué.

Mientras duermes, el Señor vela por la unidad y la integridad de su pueblo.

Dios te bendiga.
Pablo Lucero - 24/03/2021 - 06 :10 Hs.

 

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HAY PANDEMIAS Y PANDEMIAS

 

 

Escucho a muchos predicadores hablar sobre la Pandemia del Miedo y son enfáticos para estimular a las congregaciones a no tener miedo porque el miedo paraliza y nos vuelve inoperantes.

Pienso que es en cierta manera algo real, pero pensemos que el miedo tiene algo de positivo cuando lo canalizamos hacia la Fe en Jesús. Pero pareciera que tal énfasis ha llevado a muchos a subestimar la situación crítica, ya sea el Covid 19 como cualquier otra aflicción o amenaza.

Salimos del mutismo a la exclamación: “¡No pasa naa!..¡No pasa naa!

Me preocupa más la Pandemia de la Apatía, la Pandemia de la Desidia. Dos pestes altamente peligrosas para cualquier persona, pero en especial para cualquier cristiano.

Del miedo saltaron a la despreocupación, al desinterés, al enfriamiento y dejaron de velar, aun cuando la crisis está latente y tiende a empeorar.

Cuando canalizamos el miedo hacia el Señor Jesús, podemos ver que eso nos vuelve responsables, vigilantes, atentos a todo, firmes en la confianza en el Señor. Pero esa confianza no es un relajamiento. No debe serlo.

 

Veamos que significa APATÍA: “Estado de desinterés y falta de motivación o entusiasmo en que se encuentra una persona y que comporta indiferencia ante cualquier estímulo externo”.

Y ahora veamos el significado de DESIDIA: “Falta de ganas, de interés o de cuidado al hacer una cosa”.

Estas conductas siempre existieron, pero en el último tiempo se convirtieron en Pandemias

 

¿Qué es una Pandemia? Es algo más grave que una epidemia.

Bueno, ¿qué es una epidemia? La definición es clara y concreta: “Una epidemia se produce cuando una enfermedad contagiosa se propaga rápidamente en una población determinada, afectando simultáneamente a un gran número de personas durante un periodo de tiempo concreto.

Cuando el flagelo supera los límites fronterizos de los países y de los continentes afectando a la mayoría de ellos, se convierte en Pandemia.

 

¿Son Pandemias la APATÍA y la DESIDIA?

 

Si.

 

Muchos cristianos salieron del miedo y entraron bajo la influencia de estas plagas mundiales. Pensaron que era “un resfrío de verano” y se despreocuparon. Pensaron que con solo confesar la Fe eran inmunes. Pero solemos decir muchas cosas que en realidad no tenemos,

Por eso considero que la tan combatida Pandemia del Miedo ha sido superada por las Pandemias de la Apatía y de la Desidia. (Relean ahora las definiciones de esos términos).

 

Estas plagas han llevado a muchos cristianos a sentirse falsamente seguros.

Pensemos en esto: la seguridad en Cristo no nos lleva a dejar de orar y velar. La seguridad en Cristo, la confianza en su Poder y misericordia no nos llevan a echarnos a dormir ni a despreocuparnos. Al contrario, ese buen miedo nos hace recordar lo que dijo el apóstol Pedro: “Sean prudentes y manténganse atentos, porque su enemigo es el diablo, y él anda como un león rugiente, buscando a quien devorar”. (1°P. 5:8)

 

Las vacunas, la apertura de las iglesias, la comprobada fuerza física de muchos para superar el virus, el conocimiento de la situación y los métodos preventivos, la desconfianza en los gobiernos corruptos, las falsas noticias conocidas como Fake News, incluso las falsas profecías y predicaciones sacadas del contexto bíblico han hecho que muchos desestimen la gravedad de la situación, que no terminó.

Y a esto hay que agregarle que muchos le pusieron fecha al regreso de Jesús y como eso no sucedió, se suman a los perversos que se burlan diciendo “¿Dónde está el cumplimiento de su advenimiento? Desde muchas generaciones se habla de eso y nunca ocurrió”.

Pero sigo creyendo que el rapto es inminente, aunque no sepamos cuándo sucederá.

 

DEL MIEDO A LA APATÍA Y A LA DESIDIA.

 

Observemos algunas características de estas tres Pandemias.

El miedo paralizante que puede llevar al estrés y a la locura, llevó a muchos a buscar a Dios con lágrimas y arrepentimiento (o remordimiento).

Pero vinieron olas de otras Pandemias y superando el miedo cayeron bajo las garras de la Apatía y se volvieron incrédulos ante las alarmas y se fueron enfriando de a poco.

¿Saben que hay fríos que no matan enseguida? Hay fríos sutiles que hacen bajar la temperatura corporal de a poco y te genera sueño y cuando te duermes te mueres y no te das cuenta. El frío te pide dormir solo un poco y te acurrucas. Te estás muriendo y no te das cuenta.

La Apatía te hacer perder el interés y la motivación, (“Les hablo como a maduros, decía el apóstol Pablo). Has perdido el entusiasmo. Pablo preguntaba “¿Dónde está la satisfacción que antes teníais”.

¿Y de la Desidia qué podemos decir? Has perdido las ganas de trabajar en la obra del Señor.

Fíjate como el diablo actuó: Aprovechó la pandemia del Covid y te paró, te encerró, te alejó de la comunión y te demostró que no estabas tan firme en el Señor. Muchos cayeron en las garras invisibles de estas dos plagas y se fueron alejando, enfriando y perdieron toda sensibilidad. Están muriendo y no se dan cuenta.

Por otro lado, muchos ante esto se acercaron más al Señor. La diferencia es evidente.

 

No necesitamos un tratamiento psicológico, o un pensamiento positivo, ni siquiera proclamar Fe como si fuera un abracadabra. Necesitamos el fuego del Poder de Dios, pero si no haces el esfuerzo de acercarte y pedir como Pedro “¿Señor, ayúdame que perezco!” serás una más de las miles de víctimas que ya se volvieron atrás.

 

Quizás debimos reconocer las artimañas del enemigo. ¿Faltó Palabra?.. ¿No será que antes del Covid estábamos infectados de las otras Pandemias, la Apatía y la Desidia?. Piensa.

 

Lo que si me lleva a reflexionar es que algunos no creen que las cosas sean tan graves y muchos cristianos dicen por dentro, como escribí al principio: “No pasa naa…no pasa naa”, y se nota en sus conductas. Y el Señor vuelve, pero parecen no darse cuenta de lo inminente. Dice la Palabra de Dios que él acelera su venida, acorta los tiempos sino ninguno sería salvo”. Mateo 24:22

 

En 2° Pedro cap 3 vers 9,11y14 dice: ” El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”… ”Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!”… “Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”.

 

Para estas Pandemias no hay tratamiento humano, pero La Sangre de nuestro Señor Jesucristo puede limpiarnos de todas estas cosas.

Dios nos bendiga, fortalezca y afirme.

Pablo Lucero/2021

 

Tú guardarás en completa paz

"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. articulo01 ruth thConfiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos". ( Isaías 26:3-4).


Cuando pasamos por tormentas en nuestra vida, es difícil no tener miedos, dominar nuestros pensamientos negativos, es difícil confiar en Dios y en sus promesas, como lo es conseguir la paz en medio de circunstancias adversas.
En mateo 14:28 vemos a Pedro pidiéndole a Jesús que haga que camine sobre el mar ": Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas."
Pedro confió en Jesús, camino sobre las aguas en medio de la tempestad y las olas, pero en un momento dudo; esto es porque desvió su mirada de Jesús.

Pedro puso su mirada en aquella temerosa tempestad y empezó a hundirse.
¿Qué tormenta estas atravesando? Por qué situación estás pasando?
Jesús dijo que tendríamos aflicciones, pero nos anima a que confiemos en el en todo tiempo, bueno o malo, perpetuamente, con viento en contra y a favor poniendo
siempre nuestra mirada en él.
Una de las formas en las que tu mente y corazón estarán resguardados de cualquier pensamiento que quiera quitarte la paz y la confianza en Dios, es manteniéndote en oración y en lectura de su palabra.
Su palabra dice que " a los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien". (Romanos 8:28).


¡Él conoce tu situación! Nada escapa de su control.


Ruth. L. /2020


 

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